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HUERTOS URBANOS PARA TIEMPOS COMPLICADOS

Cultivar verduras en la ciudad no es novedad, pero parece que se ha convertido en una nueva tendencia. Los huertos urbanos conquistan las redes.

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Huertos urbanos
El coqueto mini-huerto de mi amigo Alberto.

Hay diversas maneras de traer el campo a casa. Quien más quien menos se ha atrevido a plantar una tomatera o hierbas aromáticas en la terraza. Esa planta que tarde o temprano te dará de comer recibirá todos los mimos posibles en cuanto asomen las dos primeras hojillas, como si de una orquídea se tratara.

Pero, a pesar de la atención exclusiva, el éxito no siempre está asegurado. Así, tras la cosecha, surgen las siguientes reflexiones: “¿y para cinco tomatillos birriosos todo este trabajo?” o “si yo puedo cultivar tomates maravillosos y los del súper no saben a nada es que esos son transgénicos o algo así” (craso error).

Algunos apuntes

– Para tener unas tomateras lustrosas hace falta una ventana o balcón con más de seis horas diarias de sol.

– Necesitarás unas macetas generosas con buen sustrato (ya que son muy exigentes) y regarlas regularmente, sobre todo en pleno verano, justo justo cuando nos vamos de vacaciones.

Publicidad de unas semillas de tomate que prometían plantas capaces de dar 20 tomates de dos kilos cada uno. Sin comentarios.

Si tienes «parcela»

Los afortunados que disponen de jardín o un terrenillo para cultivar un huerto, por pequeño que sea, tienen más plantas a las que atender y se vuelven prácticos. Más abono y agua que gastar, más tiempo que dedicar y el ataque de una voraz avanzadilla de pulgones. Año a año, cosecha a cosecha, se va aprendiendo el duro oficio de hortelano.

Huertos de alquiler

Un paso más son los huertos de alquiler. Ante esta nueva demanda hortelana ha surgido una nueva posibilidad de “empleo verde”: ofrecer pequeñas parcelas del terreno a cambio de una cuota fija. Con ella se tiene derecho a servicios básicos: sistema de riego, invernadero, casetas y herramientas, asesoramiento, servicio de tractor, cuidado durante los días que no se pueda acudir, alimentación y limpieza de las gallinas…, Vamos, un lujazo. La ventaja de este sistema frente a los huertos comunitarios es que aquí cada uno es el rey: puede cultivar como le dé la gana, puede vender su cosecha e incluso poner animales.

Huerto de alquiler
Un huerto de alquiler con mucho que ofrecer a las puertas de Madrid. Fuente: http://www.lahuertademontecarmelo.com

Huertos sociales

Y si no se tiene espacio y tampoco se quiere pagar, todavía queda la opción de los huertos sociales, gestionados por administraciones locales o por grupos diversos. Cada vez más municipios ceden espacios para la creación de huertos, animados por sus múltiples ventajas. Permite tener a los jubilados activos, son zonas verdes cuya instalación y mantenimiento cuesta poco dinero, y sobre todo, dan buena imagen. Entre otras cosas fomentan una alimentación saludable y el respeto por el medio ambiente.

Huertos urbanos
No siempre la convivencia de los usuarios de los huertos comunitarios entre ellos y con el vecindario es idílica. Y es que cuando juntas personas muy distintas a compartir espacios tan pequeños asoma la naturaleza humana.  Así nos lo cuentan en esta entrada (en inglés, lo siento) de la página de Modern Farmer.

Claro está, tienen menos prestaciones que los de alquiler, y más condicionantes: practicar la agricultura de conservación, no vender la cosecha, no meter animales… Aun así, estos huertos tienen mucha demanda y las parcelas se asignan por sorteo y por un tiempo determinado.

Una perspectiva muy buena de los distintos huertos de la ciudad de Barcelona, pionera en esta historia, la podemos ver en el blog «huertosurbanosbarcelona» . Fuera de España tenemos por ejemplo la ciudad de Londres, donde estas zonas están previstas en el planeamiento urbanístico, el Prinzessinnengarten en Berlín, o las azoteas verdes en Chicago.

La red de centros de Educación ambiental de la Comunidad de Madrid
La red de centros de Educación ambiental de la Comunidad de Madrid también ofrece la posibilidad de huertear. En la foto, con mis antiguas alumnas del Taller de Empleo en el huerto del parque de Polvoranca.
 

Beneficios sociales

El huerto ofrece muchas posibilidades en la educación – nutricional, ambiental, de valores – por lo que cada vez más colegios montan su huerto escolar en un rincón del patio. Parece ser que, desde que Michelle Obama “plantó” su huerto en la Casa Blanca, todo colegio estadounidense que se precie tiene su huertito. Aquí los críos entran en contacto con las verduras tal cual las trajo Dios al mundo, con sus defectillos y su tierrecilla, pero bien frescas.

Por último, dejo a los huertos, por decirlo de alguna manera, “okupados”. Por colectivos sociales, vecinos o por alguien que un buen día deciden ponerse a cultivar un solar abandonado, una rotonda o los márgenes de ríos o autovías. Lo cual, por cierto, nos da cierto reparo, ya que aunque se haga en plan “ecológico” sin utilizar pesticidas, en según qué sitios se cultive, el suelo puede estar cargadito de otros contaminantes. Quizás se miren con cierta simpatía porque tienen a la gente entretenida haciendo algo útil y reverdeciendo un espacio que si no se llenaría de chabolas, basura o coches.

A modo de conclusión

En definitiva, ya que tal como están montadas las cosas, no podemos irnos todos al campo a la vez, por lo menos si podemos traerlo a la ciudad, aunque sea a trocitos. Cualquier iniciativa del ciudadano por cultivar alimentos le ayudará a descubrir muchas cosas: lo que cuesta producirlos, las virtudes de un producto cosechado y consumido en plena temporada o que una manzana con picadura, aunque no sea perfectamente redonda y brillante, es comestible y sabrosa.

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