Es la fase de desarrollo intermedia entre el huevo y el adulto en las especies animales que realizan una metamorfosis completa. En esta fase, el individuo es perfectamente capaz de nutrirse por sí mismo, pero no de reproducirse.
Otra de sus principales características es que aún no ha adquirido el aspecto propio de los adultos de su especie.
Muchos animales tanto vertebrados (anfibios) como invertebrados (insectos, crustáceos, moluscos… ) poseen esta capacidad, que les da una mayor flexibilidad ecológica, ya que una misma especie puede desarrollarse en hábitats distintos y alimentarse de recursos distintos.
Como curiosidad, esta palabra procede del latín, del que toma el significado de fantasma, espectro o duende; ya que la larva se ve como el individuo adulto disfrazado o escondido. A la hora de ponerles nombre quizás influyeron sus costumbres: vivir escondidas en el interior de tallos, frutos, o cualquier cavidad o disfrazarse de los troncos, tallos u hojas frecuentes en su entorno.
En inglés se escribe y pronuncia igual. Como conceptos relacionados tenemos también los “maggot”, que son gusanos, y las “carterpillar” que son orugas.