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ABECEAGRARIO: COMPOST

Si tuviéramos que decir en pocas palabras qué es el compost, todos responderíamos qué es abono para las plantas. Pero ya os adelantamos que es mucho más. Incluso podemos considerarlo como un probiótico capaz de mejorar la vida del suelo.

El compost o mantillo se puede definir como el resultado de un proceso de descomposición de la materia orgánica, bajo condiciones controladas y en ausencia de suelo. Se obtiene un material estable que además de suministrar nutrientes a las plantas mejora las condiciones del sustrato donde crecen.

No existe un solo tipo de compost. Puede elaborarse con multitud de “ingredientes”, siempre de origen biológico, a gran escala o en un pequeño jardín.

Elaboración de compost
Fuente: Imagen de Joke vander Leij/Pixabay

¿Sabías que el compostaje es una técnica milenaria? Hay evidencias griegas, romanas y de las tribus de Israel.

¿Qué materiales se utilizan?

Se puede usar cualquier materia orgánica, con la condición de que no esté contaminada. Es habitual combinar varias fuentes para equilibrar la relación entre carbono y nitrógeno y el contenido de humedad. Estas variables, junto con la temperatura y la aireación son fundamentales para que el proceso de compostaje se desarrolle bien.

Materias primas

Para hacer compost a gran escala, y que luego se pueda aplicar en grandes superficies, normalmente se recurre a:

  • Restos de cultivos y cosechas. Los troncos y ramas procedentes de la poda de árboles, ricos en carbono, se trituran para acelerar la descomposición. También se aprovechan los restos de cosechas, por ejemplo, las propias plantas, hojas, frutos desechados, tubérculos, etc. que son ricos en humedad y nitrógeno.
  • Residuos de industrias alimentarias. Tenemos por ejemplo el orujo procedente de la elaboración del vino o el aceite, la cáscara del cacao o los restos de los racimos de plátanos, entre muchos otros residuos.
  • Estiércol de animales de granja. Es decir, las deyecciones mezcladas con el material que les sirve de cama (paja, serrín o virutas de madera). Sus características varían según la especie que lo produce. La gallinaza y los purines de cerdo son los más ricos en nitrógeno, mientras que el estiércol de vaca, caballo u oveja, al incluir más cantidad de restos vegetales son hacen más ricos en carbono.

Elaboración de compost
Los excrementos de vaca mezclados con paja reúnen las características esenciales para el compostaje: alta humedad, relación carbono/nitrógeno adecuada, buena estructura física y alto contenido de microorganismos.

Para hacer compostaje doméstico o en pequeñas cantidades los ingredientes cambian. En el ámbito urbano o doméstico siempre habrá materia orgánica al alcance de la mano. Es más, lo único importante es mezclar los distintos elementos en la proporción adecuada, y sobre todo, no incorporar algunos “prohibidos” (restos de comida cocinada, de carne o pescado, excrementos de perros o gatos, revistas entre otros).

compostaje de residuos domésticos
Restos típicos para realizar compostaje doméstico. Imagen de Ben Kerckx en Pixabay
  • Restos urbanos procedentes de las cocinas o las casas. En este caso la lista puede ser inmensa. Algunos habituales son los restos de frutas y hortalizas frescas, bolsas de infusiones y posos de café, cáscaras de huevo y de frutos secos, etc. También valdrían los lechos de pequeños herbívoros domésticos (hámster o conejos).
  • Restos de jardines: siegas de césped, hojas frescas y secas o restos de malezas y podas.

Mucho más que una pila de basura… ¿Qué ocurre durante el compostaje?

El proceso de compostaje imita de una manera controlada todo el ciclo de reciclaje de la materia orgánica que ocurre de forma normal en la naturaleza.

Por tanto, es un proceso biológico en el que los microorganismos (bacterias y hongos) presentes en el suelo descomponen la materia orgánica. Si se dan las condiciones adecuadas, dura entre cinco y seis meses.

¿Cómo se forma el compost?

En una primera fase, llamada de latencia y crecimiento, los microorganismos se van aclimatando al nuevo medio. Comienzan a multiplicarse y poco a poco colonizar los elementos más biodegradables. Así mismo empiezan también los procesos de fermentación. Como consecuencia, la pila comienza a calentarse y a perder agua por evaporación.

La temperatura aumenta y da comienzo la fase termófila, en la que entran a escena otros microorganismos que, degradan la materia orgánica más rápido. La temperatura que llega a alcanzarse en esta fase (entre 60 y 70º C) mata todos los gérmenes patógenos, larvas y semillas, algo importante de cara a obtener un compost de buena calidad. Cuando ya solo quedan por degradar los elementos más resistentes llega el período de fermentación lenta, que puede durar tres meses.

La temperatura de la pila irá disminuyendo y esto permitirá que sea colonizada por toda una legión de pequeños invertebrados y microorganismos, que serán claves en la mejora del suelo donde vaya a aplicarse el compost.

Fases del compostaje
Esta imagen tomada de la web Compostando Ciencia muestra estupendamente cómo van cambiando diversos factores durante el compostaje y : A, temperatura de las pilas ; B, cambios de pH (se pasa de ácido a básico, lo cual favorece la fertilidad); C, proliferación de microorganismos; D, relación entre carbono y nitrógeno de los materiales (celulosa vs proteínas, para entendernos); E, humificación de la materia orgánica (es decir, formación de compuestos químicos orgánicos que aportan fertilidad al suelo);  F, reducción de la fitotoxicidad (es importante porque nos indicará la calidad del compost obtenido).

Dos tipos de compost según las necesidades (o las prisas)

  1. Compost fresco en tu huerto o jardín. Este es para los impacientes. Tras 2-3 meses compostando, la pila alcanza un escaso grado de madurez y se aprecian aún elementos sin descomponer. Pero el material obtenido puede resultar útil para proteger el suelo frente ante los cambios de temperatura y de humedad, para mejorar sus características y evita la aparición de determinadas malas hierbas. Se puede emplear para abonar cultivos que soportan bien un compost rico en nitrógeno (patata, maíz, tomate, pepino o calabaza).
  2. Si aguantas hasta el final (5-6 meses aprox.), obtendrás un compost maduro en el que apenas quedan materiales sin descomponer (restos de madera o cáscaras de huevo por ejemplo) y se caracteriza por su textura terrosa, color oscuro y olor a bosque. Se emplea como fertilizante para cultivos que no soportan un exceso de nitrógeno y como mejorador de las características del suelo. Esto último es posible porque en el compost maduro todos los elementos originales se han transformando en una mezcla diversa capaz de aportar y fijar nutrientes, aumentar la capacidad de retención de agua, de aireación del suelo y de albergar microorganismos que producirán sustancias bioestimulantes para el crecimiento vegetal. En definitiva, como dijimos al principio, un probiótico bajo tus pies que ayudará a conseguir ese tomate grande y sabroso o un rosal lleno de hermosas flores que dé gusto olerlas.

¿Cómo saber si has conseguido un buen compost maduro?

Haz la “prueba del berro”. Si todas o casi todas las semillas germinan de forma regular en unos 2 o 4 días, ¡Buen trabajo, has conseguido un compost equilibrado! 

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