¿Habéis oído hablar de ella? ¿Alguien tiene alguna idea remota de qué puede tratarse? Desde luego que, por el nombre, no parece nada bueno.
Se trata de una bacteria que ataca a un número considerable de plantas, entre las que se incluyen importantes cultivos, causándoles la muerte. Dada la rapidez de su expansión se ha bautizado con el apodo, un tanto alarmista, de “el Ébola del olivo”.
Pues bien, esta bacteria ha llegado a la Comunidad de Madrid, y a un olivar. Desde zonas más cálidas del Mediterráneo hasta el centro de España y a uno de los cultivos más importantes de España. Así, la confirmación de un caso de Xylella fastidiosa en una finca de Villarejo de Salvanés fue noticia por lo que significa. Para no aumentar la alarma os comunicamos que es inocua para el ser humano o los animales.
¿Qué es la Xylella?
Xylella fastidiosa es una bacteria que puede producir graves daños en cultivos leñosos como cítricos, vid, olivo, diversos frutales de hueso, y café, así como numerosas plantas ornamentales. Pero no se limita a las plantas cultivadas: la bacteria ha sido detectada o aislada en más de 300 especies de plantas en todo el mundo, aunque no todas son sensibles a la enfermedad.
¿De dónde viene y cómo ha llegado hasta Madrid?
Su principal área de distribución era el continente americano, en zonas de clima tropical y subtropical, pero se está extendiendo por todo el mundo.
En Europa se detectó su presencia por vez primera la región de Apulia (Italia), donde ha causado verdaderos estragos. También ha aparecido en diversas provincias del sur de Francia, en un invernadero alemán (una adelfa que fue destruida) y en España. Hasta la detección del foco madrileño, se conocían casos en Baleares y Alicante.
La zona donde ha aparecido en Madrid es muy peligrosa, al ser la comarca de mayor producción vinícola y olivarera de la región y estar muy próxima a Castilla-La Mancha, que tiene vides y olivos para aburrir.
¿Y cómo se las apaña esta bacteria para extenderse de esta manera?
Para las distancias cortas elige a pequeños insectos chupadores que se alimentan de la savia bruta que circula por el xilema (son conceptos que se estudian en el colegio, pero por si acaso mira el gráfico). Son, por tanto, “insectos vectores” que al alimentarse plantas infectadas, transportan la bacteria a plantas sanas.
Pero para las distancias largas prefiere los barcos y camiones que se utilizan para el comercio y transporte internacional de plantas procedentes de países o zonas en las que la bacteria está presente. Pueden ir instaladas en plantas infectadas o en los propios insectos, que se las apañan para ir de polizones en los barcos.
¿Cómo afecta a la planta?
Xylella fastidiosa se multiplica dentro del xilema, es decir, en los vasos que distribuyen el agua y las sales minerales (es decir, la savia bruta) por toda la planta. Si llega a obstruirlos ya os podéis imaginar el resultado: la savia no llega, y con ella ni el agua ni los nutrientes.
Los síntomas varían mucho de unas plantas a otras, aunque en general son marchitez, decaimiento generalizado, secado de hojas y ramas, pudiendo acabar en la muerte de la planta. Se trata de los típicos síntomas achacables al estrés provocado por factores ambientales: falta de agua, viento, salinidad o exceso de nutrientes. Pero la Xylella fastidiosa no se corta y ataca a las partes jóvenes y viejas por igual.
Del mismo modo puede ocurrir que la planta infectada no muestre síntomas de la presencia de la bacteria, lo que dificulta su detección y se convierte en su “hospedante secreta”.
Por si hubiera alguien preocupado por si la bacteria llegue a los frutos, y, por tanto, a algunos alimentos, vamos a volver a incidir sobre el tema:
- Las bacterias se alojan en otro lugar.
- Debilitan tanto a la planta que puede que no produzca frutos.
- Están especializadas en atacar a plantas, no afectan a animales o personas.
Conclusión: podéis seguir consumiendo aceite madrileño o de donde sea sin miedo.
¿Cómo se controla?
La principal medida de control es extremar las precauciones en cuanto al comercio internacional de material vegetal sensible. Hay que vigilar de cerca el que viene de lugares donde vive la bacteria. Este material vegetal debe proceder de productores oficiales autorizados y poseer pasaporte fitosanitario. Y, ojo, esto también se aplica a las plantas ornamentales, así que mucho cuidado con lo que compramos para el jardín.
Control y detección
En la actualidad, no hay manera de curar las plantas enfermas. El manejo de la poda, la fertilización o el riego puede contribuir a aumentar la resistencia de las plantas y mitigar los daños, pero no llega a curarlas. Y mientras haya insectos vectores y plantas enfermas, la amenaza seguirá vigente.
El control de las poblaciones de insectos vectores (que pueden ser varias especies distintas) consiste en la aplicación de tratamientos fitosanitarios específicos asociados a determinadas prácticas agrícolas, como la eliminación de vegetación adventicia, que constituye un refugio donde estos insectos pueden completar su ciclo de vida.
Medidas drásticas
Mientras tanto, las autoridades europeas han tomado unas medidas muy drásticas, sobre todo para los agricultores afectados. La más dolorosa es la eliminación y la destrucción de todas las plantas potencialmente hospedadoras, estén sanas o no, en un radio de 100 metros alrededor del ejemplar infectado para evitar que el insecto pueda moverse de árbol en árbol.
Esto se hace porque la presencia de la bacteria tanto en plantas hospedadoras asintomáticas o en plantas recién infectadas puede pasar desapercibida en las inspecciones visuales o incluso en pruebas de laboratorio.
¿Sabías que su apellido de fastidiosa no tiene nada que ver con los estragos que causa en el campo? Se debe a que es muy difícil de cultivar en el laboratorio.
Imaginamos que será difícil asumir que hay que sacrificar no uno, sino cientos de árboles sanos en un principio, porque desde un laboratorio digan que uno de ellos está infectado. Y asumir que, de no hacer nada, tus olivos, los de tus vecinos, los de tus paisanos y vete tú a saber cuántos más, acabarán formando parte de un desolado paisaje de película apocalíptica.
Otras entradas que te podrían interesar:
- Las malas hierbas que acompañan a los cultivos a veces son “malas” porque encubren a virus y bacterias malvados. Si quieres saber más sobre ellas, pásate por DICHOSAS HIERBAS.
- A veces para evitar grandes males, no queda otra que recurrir al uso intensivo de productos fitosanitarios, pero es importante que sepas que NO, LOS AGRICULTORES NO PRETENDEN ENVENENARTE.