Hemos aprovechado las vacaciones de verano en las fresquitas aguas del mar de Alborán para escaparnos a visitar la Huerta Tropical, que dirige Borja, un agricultor diferente que ha apostado por la producción de mangos.
¿Dónde está la Costa Tropical?
Pues en la Costa tropical: un enclave privilegiado a orillas del Mar Mediterráneo, al abrigo de los vientos del norte gracias a Sierra Nevada y la Sierra de Lújar, pero expuesta a los vientos que vienen del norte de África. Se forma así un microclima subtropical, con más de 300 días de sol al año y una temperatura media anual de 20ºC. Los inviernos son suaves (10-15 °C), pero marcados para que se estimule la floración de los árboles de manera natural.
La Huerta Tropical
En su propiedad tiene 7.500 árboles, mangos y aguacates, y unas cuantas chirimoyas. Los riega por goteo, con el agua almacenada en un gran depósito situado en la parte alta de la finca. De forma similar a muchos agricultores de la zona, obtendría más rendimiento si pudiera disponer del agua embalsada unos kilómetros más arriba, en la presa de Rules. Pero a sus promotores se les “olvidó” el pequeño detalle de construir las conducciones para distribuir el agua allí donde era necesaria.
Cuestión de adaptación
En la zona, la práctica habitual de muchos agricultores es “poner mango”; esto implica plantar una sola variedad que se dé bien, y vender toda la cosecha de una sola vez a un intermediario. Se acuerda un día para recoger la fruta, y se cosecha toda, independientemente del grado de madurez de los frutos. Según cómo se hayan recogido, los mangos se venderán inmediatamente o se almacenarán para ir suministrando al mercado.
¿Sabías que el mango es un fruto climatérico que puede madurar fuera del árbol, por lo que puede recolectarse verde?
Germán, sin embargo, cultiva cinco variedades de mango de las treinta comerciales que existen. Cada una con sus características propias y unos periodos de maduración algo distintos. De esta manera, respetando las fechas de recogida óptimas para cada variedad de mango, consigue abarcar toda la temporada, obteniendo más variedad de frutos, en su estado óptimo de madurez, con un punto excelente de textura, color y sobre todo de sabor.
Para conseguir esto a Germán no le queda otra que pasearse una y otra vez entre los árboles, buscando los frutos listos para recoger. Esto supone buscarse otra manera de vender su producción, y aquí es donde entran por ejemplo Huerta Tropical o Trops, que apuestan por comercializar una fruta de calidad.
Algunas variedades de mango
En la finca vimos árboles y frutos de las siguientes las variedades, cada una con su gracia particular:
El Irwin es la más delicada y cotizada por los amantes del mango, no sólo por su sabor y texturas excelentes, sino porque desde el punto de vista agronómico son los más delicados y los menos productivos. ¿Por qué siempre pasa lo mismo con las cosas ricas de comer? Por ejemplo, un árbol de esta variedad puede dar de cero, si cero, a 20 o 30 kg de fruta, mientras que el Osteen, una variedad “standard” produce unos 100 kg de mango por árbol (aunque también influye el agua que reciba). Es también la más temprana, está lista desde finales de agosto hasta octubre. Sus frutos tienen otra particularidad, son los únicos que maduran por entero en el árbol, no pueden cogerse antes si se quiere aprovechar todas sus cualidades.
Justo a la vez madura el Tommy Atkins, el hermano pobre de la familia en cuanto a sabor y textura (es el más fibroso). Sin embargo, es la variedad que mejor se adapta al entorno y la más resistente a enfermedades. El fruto es menos vulnerable a los golpes y magulladuras que pueda recibir en su camino al supermercado y es el que aguanta un periodo más largo de conservación; motivos suficientes para ser la gama más cultivada y por tanto la más común en los mercados.
Mango casi todo el año
El mango Osteen, antes citado es otra variedad común, de sabor dulce y algo ácido, que madura entre septiembre y noviembre. Al igual que la variedad Kent, que si embargo posee una carne dulce y desprende un aroma afrutado.
Por último, tenemos al mango Keitt, uno de los más tardíos, ya que puede disfrutarse desde finales de octubre hasta mediados de diciembre. y tiene un peculiar sabor ácido y menos dulce que otras variedades, apreciado sobre todo en la gastronomía oriental.
Cómo distinguir un mango maduro utilizando los sentidos
Os dejamos unos trucos:
- Vista: Un mango en su punto no es aplanado, sino más bien regordete, muestra puntitos en la superficie de la piel y una especie de “hombros” alrededor del pedúnculo donde se une a la planta.
El color, sin embargo, no nos sirve para nada, salvo que seamos expertos o nos llevemos la chuleta al mercado, ya que cada variedad cambia de color en la madurez a su manera.
- Tacto: debe ceder un poco al presionar con los dedos.
- Olfato: desprende un claro aroma afrutado en la zona del pedúnculo.
Ahora que ya eres todo un experto en mangos sabemos que siempre te llevarás los mejores ejemplares del mercado.
Como curiosidad, en Huerta Tropical, nos enseñaron las cajas que utilizan para enviar la fruta a sus clientes. Las frutas tropicales suelen ser muy delicadas, y algunas emiten tanto etileno al madurar que no solo se estropea su aspecto, sino ¡¡hasta el cartón!! Por esta razón tiene más agujeros que las cajas del supermercado normales.