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COSAS QUE NO SABÍAS SOBRE EL MELOCOTÓN

Toda la vida poniendo la nectarina como ejemplo de híbrido de melocotón con ciruela y resulta que no. Acabamos de descubrir que es una variante del melocotón. Se pueden contar muchas cosas del melocotón, así que vamos a empezar por el origen de la fruta y de sus nombres, que ya con eso da para una entrada.

 

Una breve presentación

El melocotón es el fruto, del melocotonero. Es un árbol pequeño y no muy frondoso, de la familia de las Rosáceas. A este grupo pertenecen muchos otros frutales (almendro, manzano, cerezos, ciruelo, etc.) es la planta de la fresa, y cómo no, el rosal.

El fruto es lo que los botánicos llaman una drupa, es decir, un fruto con pulpa carnosa con un hueso duro en el centro como las aceitunas, las cerezas o las ciruelas. Está dividido por una hendidura que le da su forma característica y, aunque todos lo asociamos con esa fruta peluda, redonda, y amarilla o anaranjada con tonalidades rojizas, no obstante, se trata de una fruta de la que existen muchas variedades.

La historia del melocotón

A pesar de su nombre en latín, Prunus persica, el melocotón no procede de Persia, sino de China central, cuyo cultivo se conoce desde hace más de 3.000 años atrás.

Tapiz de seda se representa a Dongfang Shuo
En China, el melocotón es un símbolo de larga vida e inmortalidad y constituyen un motivo habitual en el arte y la decoración. Por ejemplo, en este tapiz de seda se representa a Dongfang Shuo (154–93 B.C.), un personaje histórico famoso por su sabiduría y sentido del humor, robando los melocotones mágicos del huerto de la Reina Madre del Oeste (Xiwangmu) con los que consiguió volverse inmortal. Fuente.

Unos dicen que llegó a Persia gracias a los soldados de Alejandro Magno, allá por el 330 a.C. Otros que a través de las rutas comerciales que venían de oriente. El caso es que al principio los griegos y los romanos, dos pueblos que cultivaron el melocotonero, lo llamaban fruta pérsica.

Los romanos en concreto lo llamaban “malum persicum”, y del apellido se ha derivado el nombre de esta fruta en varias lenguas: pêssego en portugués, préssec en catalán, pesca en italiano, piersici en rumano o pêche en francés (que se transforma en peach en inglés).

En castellano nos queda el albérchigo, una palabra transformada por el árabe, que en algunos lugares utilizan para designar a una variedad de melocotón o al albaricoque en algunas provincias andaluzas.

Entonces, ¿de dónde viene la palabra melocotón?

Pues, según nos cuenta la RAE, del lat. Malum cotonium, el ‘membrillo’ para los romanos, ya que empleaban el tronco de esta especie para injertar las distintas variedades del melocotonero.

En muchos países sudamericanos a los melocotones en general se les llama duraznos. Es posible que el nombre proceda de un grupo de variedades de carne más dura, de maduración más tardía y de las cuales tenemos representantes “autóctonos” en nuestro país (y no es descabellado pensar que fueron las primeras en viajar a América).

Su llegada a Europa

Durante la Edad Media su cultivo se extendió por toda Europa, los españoles lo llevamos a América y algunos de sus descendientes todavía permanecen allí. Aunque en el siglo XIX ya existían cultivos importantes, no es hasta principios del XX cuando se inicia la hibridación y selección de variedades a partir de semillas que se utilizaron en cultivos comerciales gracias a la generalización del injerto.

A partir de los años 60, con la introducción de variedades desarrolladas en EEUU (pero con ejemplares traídos desde China) es cuando comienza la verdadera expansión de este cultivo en España.

¿Sabías que la primera fruta que se comió en la luna fue un melocotón?

¿De dónde vienen los paraguayos?

Los paraguayos o paraguayas, chatos o melocotones tomateros, son el resultado de una mutación espontánea que sufrió el melocotonero hace miles de años, dando como resultado a la subespecie Prunus persica var. platicarpa que producía frutos planos. Después, y ya de manera intencionada, se han desarrollado las platerinas, un híbrido de paraguayo con nectarina que da lugar a un fruto plano y de piel lisa, que por cierto son una marca registrada por un vivero español.

Variedad de platerina
Variedad de platerina desarrollada por los Viveros Provedo.

¿Sabías que en inglés los paraguayos (la fruta, claro) son también conocidos como “doughnut peach” porque su forma recuerda a los populares donuts?

Entonces, ¿por qué se llaman paraguayos si vienen de la otra punta del mundo? Pues no tenemos ni la más remota idea. No hemos encontrado ninguna pista ni explicación (lo más cercano son unos dulces bolivianos que tienen un aspecto similar y el mismo nombre). Así que, si alguien lo sabe, por favor que lo cuente en los comentarios.

 ¿Sabías que los paraguayos o chatos proceden también de China, donde se cultivaban hace alrededor de 2.500 años y reciben el nombre de «Pan Tao» que significa “melocotón misterioso”?

La dulce y lampiña nectarina

Con la nectarina ocurre lo mismo se trata de una mutación espontánea que hizo a los melocotones perder esa pelusa que los cubre y que muchas personas encuentran tan desagradable. Por lo tanto, las nectarinas no tienen nada que ver con las ciruelas.

Nectarinas
La mutaciones pueden ser algo de lo más natural…y regalarnos delicias como las nectarinas. Son producidas por una subespecie del melocotonero, el nectarino, cuyo nombre científico es Prunus persica var. nectarina. Fuente: Imagen de Ruth Archer en Pixabay

Las primeras nectarinas se cultivaron en China, hace cerca de tres milenios, donde alcanzaron una gran importancia y popularidad hasta el punto de denominarse «néctar de los dioses». En la actualidad son muy valoradas en España por su sabor dulce y aromático y porque, para mucha gente, son más cómodas de comer.

Y esto es todo. Si queréis saber más cosas sobre las distintas variedades de melocotones (y parientes), cómo comprarlos e incluso alguna indicación para el que quiera poner un melocotonero en el jardín, no os perdáis la próxima entrada.

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