Estamos convencidos de que esta labor es cada vez más necesaria en nuestra sociedad. Existe más información que nunca a nuestra disposición, pero a la vez los mensajes falsos en torno al sector agroalimentario son también increíblemente abundantes.
La brecha campo-ciudad crece a la vez que lo hacen las ciudades y los pueblos van quedando sin habitantes. Es un proceso sociológico imparable en el que cada vez hay más generaciones enteras que sólo conocen la vida en la ciudad, con lo que implica de desconexión con el origen de alimentos, las labores necesarias para obtenerlos e incluso las personas que se dedican a ello.

Esta desconexión a día de hoy apenas se corrige en los contenidos que reciben los escolares establecidos por los currículos, y no parece que vaya a aumentar en el futuro.
Existe cierto esfuerzo por parte del profesorado para paliar este déficit —las excursiones a las granjas escuelas y los huertos escolares son ya un clásico—, que suponen un primer acercamiento que podemos calificar de muy positivo y necesario. Sin embargo, lo cierto es que por su propia naturaleza no son suficientes a la hora de mostrar la realidad de la producción de alimentos en la actualidad.