Es la fruta perfecta para acompañar una tarde de verano, en eso estamos casi todos de acuerdo. Pero no os imagináis la de curiosidades que encierra este sencillo y sugerente fruto. Te las contamos en esta entrada.
Sobre su origen e historia
Los científicos situaban el origen de la sandía en el desierto sudafricano de Kalahari, donde sus habitantes la utilizaban como una preciada fuente de agua transportable. Para ello se basaban en la existencia de parientes silvestres, pequeños y amargos que solo crecen en el desierto de Namibia.
¿Sabias que la pulpa de las sandía de hace 6.000 años era amarga y blanca? Además consumirla podía causar la muerte debido la gran cantidad que almacenaba de cucurbitacina, un compuesto de defensa ante los predadores.
Otros, sin embargo, han descubierto que estaba presente como fruta dulce en los festines de los egipcios hace unos 4 300 años. Esto indica que algunas especies se domesticarían para lograr frutos de carne comestible. Pero esa no fue la única vía para convertirla en fuente de alimento, ya que existen sandías que se cultivan por sus semillas y no por la pulpa. Por ejemplo, la pulpa de la sandía Eguse (cultivada en Nigeria y el Congo) es blanca, dura y amarga, pero sus semillas son ricas en proteínas y carbohidratos.
Remontándonos a tiempos y lugares un poco más cercanos, los árabes introdujeron la sandía en la península ibérica durante la ocupación musulmana, y de ahí pasó al castellano – la palabra “sandía” proviene del árabe hispánico “sandiyya”.

Una familia de enormes frutos
La sandia forma parte de la familia de las cucurbitáceas. A esta pertenecen varias especies comestibles conocidas, como el melón (Cucumis melo), el pepino (Cucumis sativus), la calabaza (Cucurbita maxima) y el calabacín (Cucurbita pepo). La luffa o esponja vegetal también pertenece a esta familia, por cierto.
La mayor parte de los individuos de esta familia crecen a modo de enredaderas o lianas gracias a sus largos tallos. Estos van dispersándose por el suelo o trepan sobre otras estructuras, si tienen la oportunidad, con la ayuda de zarcillos.
Las flores de estas especies suelen ser de color amarillo o anaranjado y, lo que es más importante, monoicas, es decir, solo tienen un sexo: flores macho que solo producen estambres y flores hembra que solo producen un pistilo. Sin embargo la misma planta podemos encontrar ambos tipos de flores. Esto es importante a la hora de cultivarlos como veremos en el próximo apartado.
Los frutos de estas especies se caracterizan por su gran tamaño, una corteza dura y albergar en su interior una importante cantidad de agua y semillas. También tienen un divertido nombre botánico: pepónides.
El cultivo y la producción de sandias
La sandía es la fruta de verano por excelencia, aunque gracias a la combinación de su cultivo en invernaderos y al aire libre podemos encontrarla en el mercado de mayo a octubre.
Si hablamos de cultivo al aire libre, en muchas provincias tradicionalmente se siembra en primavera (abril y mayo) y se recoge ya avanzado el verano (agosto y septiembre). En zonas de climas más suaves como Valencia y Murcia, se siembran y se recogen antes.
Por su parte, la provincia de Almería destaca por la producción de sandía en invernadero. Allí, gracias al microclima que generan estas estructuras, se llevan a cabo cultivos tempranos que se siembran de enero a mayo y se recogen de mayo a julio. Como curiosidad, en las islas Canarias se producen durante todo el año.
Al ser una planta originaria de zonas desérticas está dotada de un potente sistema radicular para explorar a fondo el suelo. Posee una raíz principal profunda, que le permite llegar al agua y los nutrientes que se acumulan en capas más profundas. Las raíces secundarias superficiales forman una red que capta las lluvias ocasionales. Esto significa que la sandía se podría cultivar perfectamente en secano, sin embargo actualmente se opta por el el regadío para obtener mayores producciones.
¿Sabías que? En los invernaderos las plantitas jóvenes de sandía se injertan con plantas de calabaza, para que sean más resistentes a enfermedades y sean más resistentes a ciertas enfermedades producidas por hongos del suelo.
Mientras las raíces secundarias se expanden por las capas superiores de suelo, los tallos rastreros herbáceos “marcan” su territorio en la superficie. Según crece, la planta va emitiendo brotes secundarios y terciarios que le permiten cubrir hasta 5 m² de terreno.

Por si algún día os encontráis ante un campo cultivado y queréis lucir vuestra culturilla agraria os damos un truco para diferenciar las plantas de sandía del resto de parientes cucurbitáceos: sus hojas tienen lóbulos muy marcados. Aquí os dejamos una imagen generada por IA como esquema de andar por casa.


Sandias para todos los gustos
El mundo de las sandías ha evolucionado mucho desde que las sandías de corteza verde oscuro y pipas negras y enormes eran como la única opción disponible en el mercado.
A las variedades híbridas tradicionales como “Sugar Baby” (con semillas, pulpa rosa pálido y sabor medio) se les unen otras cuya pulpa es mucho más roja y dulce (“Crimson sweet” y “Resistent”), las de corteza rayada como “Reina de corazones” sin semillas y de carne roja (hay incluso variedades amarillas) y las Fashion que recuerdan a las tradicionales pero no tienen pepitas. Todos estos cambios: ausencia de semillas, cambio de color, e incluso tamaños “mini” se han desarrollado mediante mejora genética para satisfacer las nuevas demandas de los consumidores.
De hecho la sandía con pepitas cada vez es más difícil verla en mercados, pero eso no significa que desaparezca por completo. Sobre todo porque se siguen necesitando plantar ejemplares para polinizar a la sandía sin pepitas, que es estéril.
Sandia sin semillas, ¿cual es el secreto?
¿Y cómo se consigue quitar las semillas a las sandías? Antes que nada, que no se trata de sandías transgénicas aunque el proceso para conseguirlo tampoco es precisamente sencillo. En esta entrada de Gominolas de petróleo se explica bastante bien, pero vamos a haceros un resumen.
La sandia es una planta con un par de cromosomas en cada célula, igual que nosotros, es decir es diploide. La de toda la vida produce semillas viables que pueden dar lugar a nuevas plantas de sandía. Las variedades sin pepitas sin embargo tienen tres cromosomas en cada célula (se dicen que son triploides), este hecho hace que las semillas apenas se desarrollen y, por tanto, no molesten.
¿Sabias que las sandías sin pepitas se desarrollaron inicialmente en 1939 por científicos japoneses? No salieron de los campos de pruebas porque las plantas obtenidas no tenían suficiente resistencia a las enfermedades.
Para obtener una planta de sandía con tres cromosomas se tratan las semillas de sandía normal con una sustancia llamada colchicina muy usual en mejora genética. Con los ejemplares que se obtienen de ellas se hacen unos cuantos cruces para desarrollar híbridos que añadan otras características interesantes para el agricultor (resistencia a enfermedades por ejemplo). De esta manera se consiguen los cultivares y variedades de sandías sin pepitas.

Utilizar los sentidos para comprar una buena sandía
Y ya llegamos a la pregunta del millón ¿como elegir un buen ejemplar?
Lo básico es comprar en temporada, que además es razonablemente amplia. Según este documento en España se produce sandía desde junio hasta septiembre, ambos meses inclusive.
Un truco típico es buscar la “cama”, esa la zona de la cáscara que nos indica dónde estaba el fruto en contacto con el suelo. Si esta es de color amarillo cremoso, la sandía está madura. Si la mancha es blanca o verdosa indica que se recogió antes de tiempo y resultará insípida.
Otros dos trucos clásicos son el peso (que el fruto pese bastante en relación a su tamaño) y el sonido (darle golpes con los dedos o las palmas de las manos y que si suene a “hueco” ).
Lo bueno de la sandía es que, una vez comprada, su gruesa corteza le permite aguantar en buenas condiciones durante bastantes días a temperatura ambiental. Aguanta hasta tres semanas a 7-10° C. Pero, como planta de zonas cálidas que es, no tolera bien el frío y no conviene almacenarla por debajo de esa temperatura.
Aunque su consumo habitual es básicamente en fresco, no faltan las ideas y recetas para tomarla como sorbetes, zumos o formando parte de ensaladas y sopas frías. De todas estas presentaciones se pueden aprovechar las ventajas nutricionales de un fruto rico en vitamina A ,C y licopenos (unos compuestos químicos responsables de su color rojo que también están presentes en el tomate).
¿Sabías que la sandía contiene un 90 – 92% de agua?