Además de alimentarnos, el campo también nos viste. Ya le dediqué una entrada al algodón y la lana no podía ser menos.
¿Cómo es y para qué sirve la lana?
La respuesta a la segunda pregunta puede parecer muy obvia. Claro está, al investigar un poco las propiedades que hacen a la lana un material ideal para vestir, resulta que tiene muchas más de las que nos imaginamos.
Una fibra de lana no deja de ser un tipo de pelo animal pero bastante más complejo. De hecho, posee diversos componentes, organizados en capas y cada uno de ellos aporta diferentes características a lana y los tejidos elaborados con ella.
Múltiples cualidades
Bajo un microscopio con suficiente potencia es posible ver cómo la superficie de una fibra de lana está cubierta por una sólida capa protectora de escamas solapadas y ordenadas, como si fuera el tronco de una palmera. Esta capa se denomina cutícula, y además de proteger a la fibra de cualquier daño, es la responsable de que se puedan elaborar tejidos de fieltro. Asimismo, permite que los tejidos de lana muestren bastante repelencia al agua y a las manchas.
La lana limpia mantiene una capa muy delgada de cera sobre la superficie de la fibra que actúa como un repelente superficial de líquidos. Esto permite que bajo una prenda de lana no se empape bajo una lluvia fina o con la niebla, o que sea más fácil limpiar una mancha reciente. No obstante, las fibras de lana tienen la capacidad de absorber con facilidad el vapor de agua, y perderlo cuando no interesa.
Cuando las fibras de lana se mueven unas contra otras, las escamas de su superficie pueden engancharse entre sí, dando una mayor cohesión y resistencia al conjunto. Esta propiedad se traduce en un tejido de fieltro o en ese jersey que ha encogido dos o tres tallas, es decir, que puede ser una ventaja o una desventaja según lo que pretendas. En cualquier caso, recuerda que lana y lavadora (movimiento, humedad y calor) son mala combinación.
Es un excelente material aislante, tanto térmico como acústico
Bajo la cota de escamas, y ordenadas en las dos mitades a lo largo la fibra, encontramos dos tipos distintos de células. La manera que tienen éstas de organizarse cuando está creciendo la fibra será responsable del “rizo”, ya que estas células se extienden o contraen de distinta manera ante cambios de la humedad ambiental. El “rizo” de las fibras de lana, además de brindar elasticidad a los tejidos, permite atrapar cierta cantidad de aire en su interior. Esto último convierte a la lana en un excelente material aislante, tanto térmico como acústico. ¿Sabes que se utiliza como material de construcción?
En el interior de la fibra encontramos una proteína, la queratina, organizada en haces de macrofibras y microfibras. Esta organización es responsable de la capacidad de absorción de humedad y olor, la capacidad antiestática y la resistencia al fuego de los tejidos de lana. Nada menos.
¿Sabías que una fibra de lana puede estirarse por encima de 50% de su longitud original sin deformarse?
La lana es capaz de absorber humedad
La capacidad de absorber humedad es una de las mayores ventajas frente a sus competidoras. La fibra de lana puede absorber hasta un 30% en peso de vapor de agua sin que dé la sensación que el tejido está húmedo. Las moléculas de agua quedan alojadas en la propia estructura de la fibra y durante este proceso se libera energía en forma de calor. Así, cuando hay frío y humedad, una prenda de lana es cálida porque está generando calor, además de aislar del frío exterior. Del mismo modo, también funciona en sentido contrario. En condiciones ambientales cálidas y secas, al perder vapor de agua hacia el ambiente, absorbe calor del cuerpo humano, provocando cierta sensación de frescor.
Hace que el tejido sea casi ignífugo y muy duradero
Las características de la queratina hacen también que de los tejidos de lana sean casi ignífugos, ya que es difícil que prenda la llama y que el tejido se mantenga ardiendo. Por si fuera poco, los tejidos de lana son muy duraderos y tienen la suficiente resistencia al rozamiento como para que apenas se produzcan esos enredos por frotamiento que dan lugar a las antiestéticas “bolitas”.
Todas estas características hacen de la lana de oveja, sobre todo de la raza merina, un material muy apreciado en la industria textil. Podemos encontrarla en las pasarelas y en las tiendas de deportes y actividades al aire libre. Pero también en la casa, formando parte de alfombras, cortinas e incluso colchones (antiguamente se rellenaban de lana, y hoy en día puedes conseguirlos en un formato más moderno).
El ser humano ha sido capaz de desarrollar muchas y diversas fibras sintéticas, pero todavía no ha podido crear una con tantas propiedades como la lana. De hecho, podríamos decir que la lana de oveja merina es casi una elección obligada para quien quiera optar por la moda sostenible: por su origen renovable y sostenible – ovejas criadas en extensivo – y su carácter biodegradable y duradero. Ya solo falta que su propietario no se deje llevar por las modas, aunque considerando el precio y el carácter de “clásicos básicos” de muchas prendas de lana, esto no suele ocurrir.
Otras ovejas, otros usos
Hay varios animales que producen lana y cada una tiene sus características. Incluso existen grandes diferencias entre las distintas razas ovinas. Algunas lanas son más suaves que el cachemir (lana de una raza de cabra de las montañas del Tíbet) y otras solo valen para alfombras o rellenar colchones.
La lana se divide en tres categorías principales, según el diámetro de la fibra (medido en micras) y su longitud (en milímetros), que son las principales medidas utilizadas para determinar su calidad y uso final.
- Fina: La lana más fina proviene de la oveja merina y se usa para elaborar tejidos e hilos de punto de alta calidad y tacto suave.
- Media: Se puede producir a partir de ovejas merinas puras o cruzadas con otras razas. Se emplean en prendas de vestir, lana para tejer y muebles.
- Ancho: producida por ovejas de otras razas, conocidas como razas de doble (o triple) propósito, porque se crían para obtener carne (o leche) y lana. En España podríamos citar a la oveja churra, la rasa aragonesa o la manchega. Es la más ancha y se emplea para confeccionar alfombras debido a su resistencia y durabilidad.
Hemos visto como en cuestiones de lana, la oveja merina es la reina. Pero hoy en día en España esta raza se aprovecha más por su carne y su leche. Este hecho, junto con la triste historia de cómo los que mandaban hace siglos en nuestro país regalaron un tesoro genético a otros reyes que supieron aprovecharlo mucho mejor – lo dejaremos para una próxima entrada.