Con la “i” vamos a tratar un tema imprescindible hoy en día en el mundo de la agricultura, particularmente en la española. Son mucho más que un sitio calentito para cultivar plantas. Quédate para ver cómo son y como funcionan.
¿Sabías que China, con 82.000 hectáreas, y España, con 70.000 ha, son los dos primeros países con más superficie agrícola dedicada a la producción hortofrutícola en invernaderos permanentes?
¿Qué es?
Un invernadero es una estructura cerrada, cubierta por materiales transparentes o semitransparentes, que genera un microclima artificial en el que se pueden cultivar plantas en condiciones óptimas durante todo el año.
Al vivir las plantas en unas condiciones de vida tan favorables aumenta su producción y la calidad de esta, ya que no están expuestas a diversos factores de estrés (calor, heladas, viento, plagas).
Invernaderos caseros versus “industriales”
Muchas de las personas que cultivan huerto tarde o temprano se plantean comprar o construirse uno. Ya sea para preparar los semilleros o para tener cultivar alguna planta especial que requiera un calorcito extra. En Internet es fácil encontrar un tutorial que muestre cómo construirse un invernadero paso a paso, aunque también existe la opción de comprarlo listo para montar para los menos habilidosos.
Tened cuidado con los más baratos y/o “cuquis”, porque a menudo la economía y la estética están reñidas con la funcionalidad. Hablamos por la experiencia de haber perdido semilleros un soleado día de invierno, asfixiados en un invernadero monísimo, pero sin ventilación alguna.
De hecho, es la funcionalidad lo que buscan los invernaderos profesionales, que tienen que sacar adelante cosechas muchísimo más grandes que las del mejor hortelano “amateur”. Aparte de que los invernaderos son mucho más grandes, los ingenieros le han dado mil vueltas a la cabeza para conseguir que estas estructuras sean capaces, por ejemplo, de producir en su interior dos temporadas enteras de perfectos y deliciosos tomates cherry en un solo año.
El diseño de un invernadero
A la hora de construir un invernadero se tienen en cuenta muchos más factores de los que uno imagina. La orientación, la altura (que determinará la radiación solar que reciben las plantas) o la forma e inclinación del techo (plana, curva, a dos aguas…) son factores tienen gran importancia en la circulación del aire.
Y es que la ventilación es algo crucial en los invernaderos de zonas cálidas, porque de ella depende el control de la temperatura, la humedad y la concentración de CO₂. Aunque pueden instalarse sistemas de ventilación mecánica, casi todos los invernaderos recurren a las ventanas como sistema de ventilación natural. Estas pueden situarse en el techo o en los laterales del invernadero y ser enrollables o abatibles.
Tipos de invernaderos
Si atendemos a la estructura o los materiales con los que están construidos podemos distinguir tres tipos principales.
El invernadero tipo “parral”
Es el invernadero típico de la costa almeriense. Son bajitos para adaptarse a las condiciones climáticas de esta zona (horas de sol, fuertes vientos).
Son los más sencillos y apenas permiten la automatización de ciertas labores, pero su principal ventaja es que requieren una menor inversión, dado el menor coste de los materiales necesarios para su construcción (madera, hierro, plástico).
Desde que en 1961 se cubrieran con plástico los primeros parrales (estructuras donde se criaba las parras para producir uva de mesa), este tipo de invernadero ha tenido un impacto enorme en el desarrollo socioeconómico de Almería, y en muchos países del mundo donde se ha aplicado.
En este vídeo, muy recomendable, cuentan cómo se pasó de un terreno que era “criadero de caracoles y alacranes” al “mar de plástico” actual.
Invernaderos multitúnel o multicapilla de plástico rígido
Este grupo incluye una variedad de estructuras metálicas prefabricadas, que se instalan, más o menos, como si fuera un mecano. La cubierta del techo es de filme plástico, mientras que los frontales y laterales pueden estar fabricados con plásticos rígidos que aportan distintas propiedades (policarbonato, PVC, poliéster con fibra de vidrio…) al invernadero según sea su destino. Es una estructura frecuente en climas templados, por ejemplo, en el mediterráneo norte (Barcelona, sur de Francia y norte de Italia) para la producción de hortalizas, flor cortada y plantas ornamentales.
Invernaderos de cristal o “Tipo Venlo”
Se caracterizan por utilizar cristal en vez de plásticos. El cristal es el material que mejor se comporta térmicamente, por lo que se emplea sobre todo en zonas de clima frío o para cultivos específicos que requieren una temperatura estable y elevada.
El inconveniente del vidrio, comparado con los materiales plásticos, es que pesa bastante y las piezas son pequeñas. Esto hace que requiera la construcción de estructuras muy reforzadas, que disminuyen la radiación solar en el interior y que encarecen el conjunto.
Crecer en un invernadero
Podríamos ver al invernadero como una especie de “incubadora” de plantas, aun asumiendo que estas completarán ahí dentro todo su ciclo vital. Ofrece en todo momento las condiciones de vida óptimas para el desarrollo de las plantas y las protege frente al frío, el calor o frente a distintos organismos que puedan dañarla.
Las plantas pueden crecer en el suelo, como en los invernaderos de fresas, sobre amplias mesas si se trata de invernaderos dedicados a producir plantones, o sobre estructuras por las que circula el agua llena de nutrientes, en el caso de sistemas hidropónicos.
Lo más habitual hoy en día es cultivar las plantas en unas bolsas llenas de un sustrato inerte, que suele ser “lana de roca”. La planta desarrolla las raíces en su interior y estas reciben la cantidad exacta de agua y nutrientes que necesita a través de un sistema de riego por goteo especializado. Este sistema se denomina “fertirrigación”.
¿Sabías que una planta de tomate, crecida y formada en invernadero, puede llegar a medir tres metros?
Stop bichos (o no)
¿Sabías que el sistema de cultivo bajo invernado es pionero en la utilización de control biológico de plagas?
Todo este control de las condiciones ambientales es posible porque los invernaderos están casi aislados del mundo exterior. Esto ayuda a luchar contra las plagas, ya que en el caso de que logren entrar, son más fáciles de controlar al estar en un recinto cerrado.
Medidas preventivas
Pero lo primero es tomar medidas para evitar que entre cualquier organismo que pueda causar problemas – virus, bacterias, hongos o insectos -. Esto se hace utilizando material vegetal (semilla o plantones) con sanidad certificada, restringiendo las entradas al interior del invernadero o colocando mallas anti-insectos. Esto es algo importante, porque si llegara a entrar una plaga de insectos, el invernadero es un sitio ideal para expandirse: calentito, sin grandes oscilaciones de temperatura y con plantas bien alimentadas para comer.
La Producción Integrada
La Unión Europea cada vez restringe más el uso de productos fitosanitarios, especialmente en horticultura y el control sobre los residuos es muy exigente. Por ello, los agricultores han optado por recurrir a la Producción Integrada. Esta consiste en reducir al máximo posible el uso de productos fitosanitarios empleando técnicas agronómicas y biológicas disponibles. En esta entrada te lo explicamos con más detalle.
Una de las más importantes hoy en día es la “lucha biológica”, que también resumiendo, es un “método agrícola de control de plagas que usa depredadores, parásitos, herbívoros u otros medios naturales”. Te lo cuenta estupendamente La Agrodivulgadora en esta otra entrada.
¿Sabías que el 100% de la producción de pimiento de Almería se realiza utilizando métodos de control biológico de plagas? El objetivo es conseguirlo con el resto de cultivos, y cada vea estamos más cerca.
Pero el aislamiento total tiene una pega. Si no puede entrar ningún insecto, cultivos como el tomate no podrían producir frutos porque nadie polinizó sus flores. ¿Nadie? Pues no, desde hace tiempo se utilizan colonias de abejorros que viven en colmenas portátiles. Estas se colocan en determinados puntos del invernadero y sus moradores hacen su trabajo de polinizadores con eficiencia. Así tenemos este problema también solucionado.
Ah, se nos olvidaba; invernadero en inglés es greenhouse
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Dicen que viajar es la mejor manera de conocer el mundo. Desde luego que hacer agro-turismo y visitar un invernadero por dentro es la mejor manera de descubrir cómo funcionan. Te lo contamos aquí: UN DÍA EN UN INVERNADERO ALMERIENSE
Otra de viajes, esta vez a una esquinita de la península donde se produce, casi todo el año en invernadero, la mayoría de los tomates cherry que consumimos en España y parte de Europa. Lo cuento en: EL PARAISO DE LOS TOMATES CHERRY
Reconozcámoslo, los tomates de invernadero muy buena fama no tienen (a pesar de que los famosos RAF lo sean al 100%). Cuento por qué en: AQUELLOS TOMATES
A pesar de que un invernadero es el lugar ideal para que crezcan plagas, quizás sean los sitios donde menos productos fitosanitarios se utilicen. Si quieres saber más sobre sanidad vegetal, no te pierdas esta entrada: NO, LOS AGRICULTORES NO PRETENDEN ENVENENARTE
Y si no te lo acabas de creer, pásate por esta otra entrada donde contamos en qué consiste producción integrada, que es ya casi obligatoria en la práctica a la hora de producir muchos alimentos que consumimos habitualmente: ¿QUÉ ES LA PRODUCCIÓN INTEGRADA?