El azufre es un elemento químico muy abundante en la corteza terrestre. Se encuentra ligado a zonas volcánicas y en las cercanías de aguas termales. Está presente en la naturaleza combinado con otros elementos químicos, como es el caso de la pirita (hierro), la galena (plomo), cinabrio (mercurio) y yeso (calcio) entre otros minerales.
El azufre es uno de los elementos más viejos de la historia de la humanidad. En la Biblia aparece acompañando al infierno, puede que debido al particular olor que emanan estos lugares que conectan las entrañas de la tierra con la superficie.
Un poco de historia
Los romanos y los griegos lo asociaron al fuego por su facilidad para arder. Más tarde (s. IX) y en la otra esquina del mundo, los chinos descubrieron que mezclando el azufre con salitre (KNO3) y carbón se creaba la pólvora, un material que cambió el rumbo de la historia.
Importante para las plantas
El azufre es uno de los 17 nutrientes esenciales para las plantas, incluidas las cultivadas. El azufre ejerce una serie de funciones importantes en las plantas:
- Forma parte de las proteínas.
- Interviene en el proceso de la fotosíntesis, por el cual la planta obtiene energía para fabricar almidón, azúcares simples, aceites, etc., y de otras reacciones bioquímicas de las plantas.
- Es importante en la producción de aceites y vitaminas.
- Está muy vinculado al nitrógeno en muchos de procesos biológicos.
¿Sabías que cerca del 90 % del azufre presente en las plantas forma parte de 2 de los 20 aminoácidos que forman las proteínas? Estos aminoácidos son la cisteína y la metionina.
También forma parte de sustancias fabricadas por las plantas para protegerse de herbívoros y plagas, y que además son responsables del peculiar olor y sabor de algunos vegetales habituales en la cocina. Es el caso de la aliina presente en el ajo y la cebolla y de los isotiocianatos responsables del sabor picante de la mostaza y el wasabi.
El olfato humano en general tiene una sensibilidad muy alta a los compuestos con azufre que generan olores desagradables. Somos capaces de detectar estos compuestos incluso en cantidades muy pequeñas.
Su uso en agricultura
Es bastante utilizado en agricultura, sobre todo para prevenir plagas y enfermedades y como nutriente. También se emplea para corregir suelos con pH básico (por encima de 7), para favorecer la absorción de otros nutrientes y para favorecer a los microbios del suelo. Como se trata de una sustancia química de origen mineral, y, por tanto, no “de síntesis”, está permitida en la agricultura ecológica.
Además, se emplea como producto fitosanitario gracias a su efecto acaricida (contra araña roja o eriófidos por ejemplo), fungicida (oidio) y repelente. Volviendo a los antiguos, griegos y romanos lo usaban como conservante para el vino y el mismo Homero recogía en un escrito que se utilizaba para controlar las “pestes”.
También es fertilizante
Respecto a su uso como fertilizante, hasta los años noventa del siglo pasado, era muy raro que existiera deficiencia de azufre en las cosechas agrícolas. En realidad, se debía a las emisiones industriales procedentes de la combustión de carburantes, que acababan en el suelo transportadas por la lluvia ácida.
La aplicación de leyes ambientales más restrictivas, la prohibición de algunos productos fitosanitarios ricos en azufre y, sobre todo, el aumento de la extracción de este elemento por parte de unos cultivos cada vez más intensivos, han disminuido la disponibilidad de azufre para las propias plantas cultivadas.
Por estas razones, los agrónomos recomiendan aportar un extra de azufre en determinadas circunstancias, dada su importancia para aumentar el rendimiento y calidad de las cosechas. Con ello se mejora el precio que puede obtener el agricultor. Se ha visto, por ejemplo, que el azufre mejora el porcentaje de proteína y aceite en las semillas, la calidad de los cereales a la hora de la molienda y el horneado, el valor nutritivo de los forrajes o incluso la calidad del tabaco.
Formas de aplicación
El azufre se suele aplicar en su forma elemental (S) o transformado en sulfatos (SO4). Estos últimos son asimilables por las planta, pero existe el riesgo de que se lixivie con la lluvias o el riego. El azufre elemental, por su parte, es transformado a sulfatos gracias a la acción de las tiobacterias del suelo, que contribuyen a que las plantas tengan azufre a su disposición durante más tiempo.
Breves, pero importantes, consejos de uso
El azufre es un producto barato y eficaz, pero como con cualquier producto fitosanitario hay que respetar unos requisitos y unas normas de aplicación determinadas.
A veces puede ser tóxico para algunas cucurbitáceas (calabazas y demás) y para algunas variedades de frutales. No se debe aplicar en alcachofas ni en cultivos destinados a conservas que vayan a envasarse en hojalata. Habrá que preguntar a los expertos por qué.
Es también importante no aplicar con temperaturas altas. Esto es debido a que con el calor el azufre entra en la planta y se convierte en ácido sulfúrico. Esta sustancia capaz de destruir cualquier tejido vivo, vegetal o animal.
El hecho de que se admita en agricultura ecológica no implica que no pueda ocasionar problemas o intoxicaciones. El azufre tiene un plazo de seguridad que hay que respetar antes de recolectar, manipular o ingerir los frutos tratados. Por ejemplo, para un azufre al 80 % habrá que esperar entre 3 y 5 días.
Para finalizar y a modo de curiosidad, en inglés, al azufre se le llama sulphur (si eres británico) o sulfur (en caso de ser norteamericano).