La granada, ese fruto sabroso y peculiar, tan metido en nuestra cultura que lo mismo da nombre a una ciudad que a una operación policial contra la corrupción.
Una fruta muy simbólica
La granada es la fruta del granado (Punica granatum), un arbolito originario de las regiones áridas de Oriente Próximo y Asia occidental. Se cree que los cartagineses introdujeron el granado en la región mediterránea a raíz de las guerras púnicas, de ahí su nombre. Sin embargo, fueron los árabes los que la introdujeron en España.
La granada es considerada un símbolo del amor y de la fecundidad para muchas culturas. Está presente en el mito griego de Perséfone, que explica el origen de las estaciones. Se considera también uno de los árboles «bíblicos», junto con la vid, el olivo o la palmera, y también se cita en el Talmud y el Corán.
El cultivo del granado
El granado es un árbol fácil de cultivar. No le gusta mucho el frío, por lo que se desarrolla mejor en zonas con clima tropical o subtropical. En ellas se obtienen los mejores frutos, ya que hace calor justo cuando están madurando, que es lo que necesitan las granadas.
No es exigente en cuanto a suelos, aunque los prefiere húmedos y profundos. De todas maneras, como buen árbol originario de zonas calurosas tolera la sequía y medra bien en suelos difíciles (por salinidad, clorosis férrica o caliza activa) e incluso hace innecesario recurrir a injertos.
Es un árbol viajado
Al ser poco exigente ha podido viajar a distintas regiones de Europa, Asia y América. Así, tenemos cultivos de granada en Afganistán e Irán, sus lugares de origen, con variedades perfumadas y sabrosas, y cultivos más modernos e intensivos en Israel, Brasil y California.
En España se empezó a cultivar la granada en serio en el siglo XIX, y a día de hoy estamos entre los principales productores del mundo y somos el mayor exportador europeo. Sobre todo, se produce en Alicante, Murcia y Andalucía.
La mayor parte de nuestra producción se destina al consumo en fresco y a la exportación (alrededor del 70%). Del 30% restante que nos quedamos, sólo una pequeña parte se destina a hacer zumos.
Granadas para comer y para beber
En el mundo se han descrito más de 500 variedades de granados que se pueden clasificar por diversos criterios; quizás los dos más importantes sean la acidez de los granos y por la dureza de las semillas o “piñones” contenidas en los granos.
Mollares y Valencianas
En España tenemos dos importantes variedades de gran calidad para consumo en fresco, las “Mollares” y las “Valencianas”. Las “Mollares” se recolectan desde mediados de septiembre hasta primeros de noviembre. Las “Valencianas” son más tempranas, se recolectan desde mediados de agosto hasta finales de septiembre. Aunque son peores que las mollares, se pagan mejor por ser las primeras de la temporada, igual que ocurre con las brevas.
También se cultiva la variedad Wonderful que, aunque minoritaria en España, es una de las más cultivadas en el mundo y se destina a la obtención de zumos, ya que es de granos agrio o agridulce y de piñón duro.
Lo que hay que saber para comer una buena granada
Cuándo comprarla
Es una fruta típica de temporada, y esta dura poco. Aunque algunas variedades tempranas y tardías se recolectan en agosto y diciembre, la granada está en su mejor momento desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre.
¿Sabías que las granadas no se recolectan todas de una vez? Al ser la floración escalonada, los frutos no maduran todos a la vez, y resulta necesario dar dos o tres pases.
El aspecto
La granada ideal tiene la piel dura y tersa, de color vivo y con matices marrones. La presencia de grietas de crecimiento o grandes manchas oscuras delatan una insolación excesiva, también llamada “albardado”, que provoca un sabor agrio de los granos que se sitúan justo debajo. Las arrugas en la piel indican una recolección demasiado temprana o que el fruto es “viejo” y empieza a perder agua.
Cómo conservarla
Su gruesa piel es su mejor envase. Permite que resistan bien durante el transporte y almacenarlas durante bastante tiempo. De todas maneras, si nos hemos hecho con unas buenas granadas no vamos a estropearlas. De hecho, se pueden mantener a temperatura ambiente durante varios días. Pero, si no las vamos a consumir de forma inmediata, es mejor guardarlas en el frigorífico. De este modo se puede alargar su vida útil derca de tres semanas. Eso sí, cuidado con el frío, no olvides que son frutas tirando a tropicales y el frío en exceso no les sienta bien.
Y ¡A comer!
Hay varias maneras de sacar las pepitas de la granada, a mí la que mejor me funciona es esta.
Propiedades y beneficios
A la granada se le conocen desde muy antiguo diversas propiedades medicinales: para problemas digestivos, para combatir lombrices intestinales y por sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias. La ciencia actual ha identificado y ha aprendido a utilizar todas las sustancias responsables de esas propiedades: taninos, antocianinas y antioxidantes fenólicos que están presentes en la cáscara, los frutos y sus semillas, e incluso en la raíz del árbol.
¿Sabías que la corteza es tan rica en taninos que en otros tiempos se utilizaba para curtir cuero?
Es tendencia
Ahora parece que la granada es la fruta de moda, elevada a los altares de la “supernutrición” junto a un colega de la huerta, el brécol. Hasta tal punto que su sola presencia en batidos, o bebidas varias, justifica que estos te cuesten dos y tres veces más que una sencilla granada.
En realidad, no necesitamos atiborrarnos a diario de antioxidantes ni vitaminas. Además, estos productos se elaboran a partir de zumos de granada concentrados a granel, producidos a miles de kilómetros.
Nuestro consejo es que tomes granada fresca y aproveches siempre lo que ofrece la temporada. Tu salud, tu bolsillo y tu paladar te lo agradecerán.
Ah, casi se nos olvida, inglés se dice pomegranate.