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Andrés Góngora en su invernadero

ENTREVISTA A ANDRÉS GÓNGORA, UN AGRICULTOR CON LAS IDEAS MUY CLARAS

Desde Conocer la Agricultura y la Ganadería os presentamos a Andrés Gongora un agricultor de Almería, que además de cuidar con mimo sus tomates y sandías, trabaja para dar voz al sector desde una organización agraria.

Andrés Góngora Belmonte es un agricultor de tercera generación, natural de Níjar, Almería, especializado en el cultivo de hortalizas en invernadero, como tomate y sandía. Es el secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en la provincia de Almería.

En esta entrevista nos cuenta con todo lujo de detalles en qué consiste su trabajo en el invernadero y la importancia de las organizaciones agrarias profesionales en este sector.


¿Por qué elegiste ser agricultor? ¿Cuándo decidiste dedicarte a ello profesionalmente?

Realmente, siempre he sido agricultor. No es una cuestión que haya elegido. Vengo de familia de agricultores de invernadero.

Yo sería, o seríamos, la tercera generación. Toda mi familia se dedica a la agricultura. Y ya dedicarme profesionalmente a ello, prácticamente desde los dieciocho años.

No he tenido ninguna otra profesión. Cuando se terminó el colegio, empecé a trabajar en la finca de mis padres y luego directamente empecé con un trozo de invernadero que también era de la finca familiar. Y a día de hoy continúo con ese trozo de invernadero, más otro que he incorporado yo.

Pero se puede decir que, de forma profesional e independiente, me di de alta como agricultor a los dieciocho años. Muy, muy joven.

¿Qué cultivos produces?

Ahora mismo estoy produciendo tomate cherry, en concreto cherry pera en ecológico. Me certifiqué en ecológico hace aproximadamente unos diez años. Durante los años que llevo de agricultor, como he dicho antes, desde los 18, o sea que serían algo más de treinta años, he producido varios cultivos de los habituales en invernadero. Yo creo que prácticamente no me ha faltado ninguno, pero sobre todo estoy más especializado en tomate y sandía en primavera.

Mi explotación está en la comarca de Níjar y en esta, por sus características tanto en el agua y sobre todo en el clima, se dan sobre todo los ciclos cortos de cultivo. Eso significa que se siembra un cultivo de otoño y luego otro de primavera; en este caso tomate en otoño y sandía en primavera.

¿Tienes formación específica vinculada al sector agrario?

En cuanto a la formación, no tengo formación reglada, simplemente terminé los estudios primarios, la EGB. Cuando decidí hacerme agricultor profesional me incorporé con una ayuda y, por lo tanto, sí que hice los cursos, los ocho módulos que contempla la formación necesaria para la incorporación a la actividad agraria.

Realmente los conocimientos me vienen por tradición familiar y también por la propia organización profesional. Por COAG hice bastantes cursos, incluso de inglés, algunos de informática y cosas así, pero diría que los conocimientos agrícolas me vienen sobre todo por tradición familiar.

Según la estación tus tareas cambian considerablemente, pero ¿podrías contarnos cómo es un día típico en las épocas de más trabajo?

A ver, un día típico en el invernadero va cambiando a lo largo del año. Nuestro reloj es el sol y, sobre todo, nos tenemos que cuidar bastante de la altas temperaturas. Por lo tanto, no es lo mismo el trabajo en verano que en invierno.

Yo comparo siempre, lo digo muchas veces, que el cultivo de hortícolas bajo plástico es lo más parecido a la ganadería: tienes que ir todos los días. Sobre todo cuando se hacen los trasplantes ahora en verano. El tomate se siembra primero de agosto, Normalmente y requiere vigilarlo todos los días.

Es verdad que ahora centramos los trabajos por la mañana, y a partir de septiembre es cuando ya se trabaja por la mañana y por la tarde. Se cambia, sobre todo porque las temperaturas, te hacen tener que cuidarse a uno mismo y al resto de los trabajadores que tengo. Hay que centrarlo en las horas de menos calor.

Pero también se cambia bastante a lo largo de todo el año. No se puede decir que sea un trabajo aburrido, ni mucho menos. Por lo menos para mí no lo es.

¿Cuál consideras que es la parte más difícil del trabajo como agricultor? ¿y la más aburrida? ¿Y la que más satisfacciones te da?

Para mí la parte más difícil de nuestro trabajo como agricultor es la incertidumbre. La incertidumbre sobre la campaña, a la hora de hacer frente a las plagas, si tendremos o no virosis (que son enfermedades causadas por virus)… Y sobre todo la incertidumbre en cuanto a los precios.

Por eso, bueno, llevamos algunos años en mi cooperativa trabajando el tema de los contratos y me parece que es de los avances más importantes que se han dado. Y en cuanto a lo que más te puede satisfacer, al final es poder dedicarte y sobre todo poder obtener una renta digna de un trabajo del que, por lo menos por ahora, se puede vivir desde esto. El poder ser tu propio jefe y marcarte tus propios horarios, aunque no siempre son como uno quiere. Creo que es importante y es la parte que más satisfacción da: poder trabajar en lo tuyo y tomar tus propias decisiones.

Tienes una amplia trayectoria en al sindicalismo agrario ¿Qué te impulsó a formar parte de un sindicato? ¿puedes contar a los lectores cual es la función principal de estas entidades?

Bueno, yo empecé a formar parte de COAG prácticamente desde muy joven. Ya mis padres eran miembros de la organización y recuerdo asistir a mis primeras asambleas cuando yo apenas tendría 15 o 16 años.

De hecho he ido a movilizaciones también de la COAG siendo menor de edad. Por lo tanto, para mí el estar en la organización forma una parte más de mi actividad. Yo no concibo ser agricultor sin ser miembro de una organización agraria.

Creo que los agricultores tenemos que concienciarnos de la importancia de formar parte de una organización, como un elemento más de nuestras explotaciones. Por ejemplo, gracias a COAG, yo tengo mucha más información y muy de primera mano.

Cuento con técnicos que están dentro de la organización que me ayudan, sobre todo en lo que tenga que ver con burocracia. Además, no podemos olvidar que estar asociado es formar parte de un colectivo a través del cual es posible reivindicar nuestros derechos.

Por lo tanto en COAG se dan esas dos situaciones. Por un lado, a nivel individual, me “aprovecho” de sus servicios para mi explotación: dudas que surgen, recursos que hay que presentar y asesoramientos técnicos y jurídicos. Pero, sobre todo, hay que entender que si queremos que se nos escuche tenemos que formar parte de una organización.

Si solo pudieras insistir en un único mensaje a todos los consumidores de tus productos ¿cuál sería?

El mensaje más importante es que cuando consumen productos españoles están consumiendo seguridad. Por lo tanto, pueden tener la absoluta confianza que están hechos por manos de profesionales. Porque tanto la agricultura como la ganadería españolas están en manos de profesionales y gente responsable.

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