Queremos mostraros al tractor como la obra de ingeniería que es: aportando diseños y soluciones que satisfacen las necesidades del agricultor para poder trabajar mejor, más rápido, cómodo y seguro. Además, procurando economizar, cuidando el suelo y el medio ambiente.
Diseñado para arrastrar pesos
Según la Real Academia de la Lengua, un tractor es un “Vehículo automotor, con gran capacidad de tracción, que se emplea para arrastrar o tirar de aperos agrícolas, remolques, etc.” No obstante, un tractor es mucho más.
La palabra “tractor” la tomamos del inglés y ellos a su vez del latín “trahere” que significa tirar de algo, ya que el tractor comenzó siendo una máquina diseñada para arrastrar cosas. Tarea que hasta ese momento realizaban bueyes, caballos y mulas. Sin embarbo, el tractor es más rápido, tiene más fuerza, es infatigable y mucho más versátil. Obviamente, les ha ganado la partida a los animales de tiro, aunque en algunos lugares antes que en otros.
¿Sabías que el primer tractor que funcionó en España salió de una fábrica de Barcelona en 1955?
La cantidad de cosas que puede hacer un tractor (que ni te imaginabas)
Un tractor agrícola no deja de ser un vehículo y funciona como tal. La energía producida por la combustión dentro del motor se transforma en energía mecánica. El coche la utiliza solo para correr o moverse, mientras que el tractor la necesita para arrastrar y empujar aperos o para levantar objetos pesados.
Para ello está dotado de un poderoso motor diésel que aporta energía, no solo para mover las ruedas, sino también para que funcionen la toma de fuerza y el sistema hidráulico. Estos sistemas, que veremos a continuación, transmiten la fuerza del motor a distintos aperos para que puedan realizar su labor.
Lo suyo es la fuerza
Una de las tareas habituales en un tractor es tirar de objetos pesados, como un remolque. Estos van unidos al tractor por la barra de tiro. Una barra robusta que permite una unión segura pero flexible entre el tractor y el apero que tenga sujeto.
Enganche tripuntal
El enganche tripuntal tiene tres brazos que permite subir y bajar los aperos o cualquier herramienta que tenga acoplada el tractor. Este acople entre apero y tractor es más firme que el de un remolque. Funciona gracias al sistema hidráulico del tractor cuya función es usar la energía mecánica en diferentes lugares y puntos del tractor, sin necesidad de utilizar transmisiones mecánicas (engranajes varios, para entendernos). Esta energía se transmite por medio de un fluido a alta presión.
Multitud de aperos
Además, existen muchos otros aperos que necesitan energía para llevar a cabo su función. Por ejemplo, el rotocultor de la foto anterior o una empacadora: mientras el tractor avanza, esta recoge la paja, la comprime formando una paca, la ata y la suelta. La energía que necesita la máquina para hacer todo esto la recibe del tractor a través de la toma de fuerza. Esta consiste en un eje rotativo, accionado por el motor del tractor, que transmite al apero un movimiento de giro que dicha máquina transformará para lo que sea necesario.
¿Sabías que la toma de fuerza es una de las partes más peligrosas del tractor, ya que gira a 500 o 1000 revoluciones por minuto? Por esta razón suele ir bien protegida.
En este vídeo podemos ver a un tractor frutero “haciendo de tó”: desbrozar, podar, fumigar y unas cuantas cosas más. Pequeñito pero matón.
Yo para ser feliz quiero un (buen) tractor
A menudo se dice, y con razón, que la cabina del tractor es la oficina del agricultor. Aquí pasa muchas horas, y los que diseñan los tractores también piensan en su bienestar. Cada día ofrecen más comodidades. Pueden tener la cabina climatizada con calefacción o aire acondicionado, radio, un ordenador de a bordo bastante más sofisticado que los de los coches o sistemas de suspensión para amortiguar el más mínimo bache. No hay que olvidar que los tractores están hechos para circular campo a través, no por carretera).
Tecnología y comodidad
Cada vez más tractores están equipados con navegación GPS, que permiten realizar labores como la siembra o la aplicación de fitosanitarios con gran exactitud. Esto supone un ahorro importante al agricultor de tiempo, gasoil, semillas, productos de tratamiento… Con el que se supone que tiene que amortizarse el tractor.
Y muchos os preguntaréis, ¿Cuánto cuesta un tractor? Pues es una respuesta difícil de dar. Hay tractores para todos los gustos, necesidades y presupuestos, y para que os hagáis una idea, su precio puede rondar desde los 30.000 € (unos 90 CV), a más de 100.000 € (los de 200 CV en adelante).
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