La actividad ganadera es fundamental no solo para proveernos de alimentos de calidad, sino también para el mantenimiento de los ecosistemas y el medio rural. Tomás Rodríguez, director de INTEROVIC, habla de ello en las siguientes líneas, así como de la importancia que juega la educación en el conocimiento del valor que aporta el sector primario a la sociedad.
El Día Mundial de la Alimentación es uno de los más celebrados en el calendario de Naciones Unidas. ¿Quiénes son, en su opinión, los ‘héroes’ que hacen posible que los alimentos lleguen a nuestras mesas?
Sin duda los ‘héroes’ son todas las personas implicadas en la cadena agroalimentaria, desde el pastor y sus familias, hasta los transformadores y distribuidores y minoristas especializados.
En el caso del ovino y caprino, son alrededor de doscientas mil familias las que trabajan en este sector, casi todas ellas ubicadas en la España vaciada. Ellos son los responsables de mantener nuestros pueblos, apostar por una ganadería respetuosa con el medio ambiente, y asegurar a los consumidores una carne sostenible y natural.
El derecho a la alimentación significa que los alimentos deben ser adecuados, estar disponibles y ser accesibles a todos. ¿Sobre qué aspectos cree que, como sociedad, deberíamos concienciarnos para dar a la alimentación el lugar que merece?
Como sociedad, debemos concienciarnos sobre la importancia de la producción sostenible de los alimentos y, por tanto, consumir productos respetuosos con el medio ambiente. En este sentido, cabe destacar el papel fundamental que juegan las carnes de lechal, cordero y cabrito, unos productos sostenibles gracias a su sistema de producción, el pastoreo, con múltiples beneficios medio ambientales, sociales y económicos.
Además, consumir este tipo de productos, significa apoyar y favorecer al pequeño productor, a los pastores y sus familias, que son los más vulnerables y, al mismo tiempo, los más esenciales para garantizar las economías locales.
Por último, debemos ser conscientes del desperdicio alimentario, que es un problema ético y ambiental, y valorar la calidad y origen de los alimentos que consumimos.
¿Qué papel debe jugar la educación en este proceso? ¿qué queda por hacer en este terreno?
La educación es clave en todo este proceso. Debemos educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de una alimentación saludable, sostenible y natural. A través de iniciativas como “Conocer la Agricultura y la Ganadería” trabajamos para que los más pequeños de la casa aprendan a saber los productos que consumen, además de su sistema de producción, trazabilidad o bienestar animal.