Por Caridad Calero
De nuevo volvemos a recopilar las anécdotas y genialidades de peques y no tan peques recogidas durante el tour que realizamos todos los años por colegios de la Comunidad de Madrid.
Hablando sobre agricultura
Apenas hay respuestas nuevas cuando preguntamos a los niños sobre lo que entienden ellos que es la agricultura, pero hay una tendencia bastante clara: para las nuevas generaciones la agricultura está muy vinculada con la naturaleza.
—“Es un trabajo que se hace cerca de la naturaleza”, nos dijo un niño del colegio Enrique Tierno Galván —, o con conceptos digamos “buenrollistas” como la artesanía —“agricultura son las cosas hechas a mano”— o el hecho de “tener un huerto y cuidarlo”, como nos respondieron niños del colegio Miguel de Unamuno en pleno barrio de Legazpi (Madrid). Sin embargo, de vez en cuando, hay niños que se salen del guion para añadir perfumes y plantas medicinales a la lista de bienes que proporciona la agricultura.
El agricultor es alguien que trabaja, que se “esfuerza para recoger los frutos” según nos dijo un niño del Colegio Miguel de Cervantes de Tres Cantos, y al parecer se tiene que esforzar mucho, porque las innovaciones no pegan mucho con “las cosas del campo”, al menos para un niño del colegio Francisco Carrillo de San Sebastián de los Reyes:
— “El agricultor tiene una herramienta muy potente para hacer su trabajo”, explica Belén, la monitora encargada de la charla principal, ” ¿cuál puede ser? “.
— ” ¡La pala! “, contestó un niño completamente convencido.
Está visto que hay que trabajar más aún por demostrar que la tecnología no está reñida con la agricultura, sino más bien todo lo contrario. Por cierto, la respuesta que esperaba Belén era “el tractor”.
Sobre los peligros que acechan a las plantas y cómo protegerlas
Como en ocasiones anteriores, comprobamos que, las amenazas que primero le vienen a la cabeza a los niños son las que tienen que ver con el clima: a las plantas hay que protegerlas del invierno, de las tormentas, de que se no ahoguen…Si les tiras un poco de la lengua ya van saliendo los seres vivos: los caracoles, los pulgones, las chinches, los pájaros…o incluso de los propios niños, como nos dijo un alumno del Colegio Ntra. Sra. de la Merced en Chamartín.
Frente a las amenazas del clima poco se puede hacer, salvo construir invernaderos “para que las plantas pasen el invierno”. Me hubiera gustado preguntarles si esos invernaderos se montaban justo donde crecen las plantas, como si se les pusiera un abrigo, o se las traslada todas invernaderos ya construidos cuando llega el fresquito, pero, como siempre, el tiempo apremia. El modelo actual de producción hortícola casi mejor lo dejamos para los chicos de la ESO.
¿Y qué ocurre cuando llegan las plagas? pues que —“las plantas se protegen con un espray especial que tiene veneno”—. Y ahí es cuando Belén les habla de los productos fitosanitarios. Por cierto, es curioso cómo los niños tienen perfectamente asumido que la mariquita se come los pulgones. En los tiempos que corren, da gusto cuando un mensaje verídico está tan ampliamente asumido.
Hablando de ganadería
Al igual que en tours anteriores, en cuanto preguntamos en qué consiste la ganadería, tarde o temprano algún niño nos contesta que tiene que ver con ganar algo, normalmente dinero.
Otros, algo más enterados apuntan que “es tener vacas o ganados (así en general)”, o incluso “echar de comer a los animales y luego venderlos para ganar dinero”, para lo cual a veces hay que “reproducir a los animales (o hacer que se reproduzcan)” tal como nos respondió una niña de 6º de primaria del Colegio Tierno Galván en San Fernando de Henares.
Un niño del Colegio Fuentesanta en Colmenar Viejo, al parecer hijo de ganadero. comentó que su padre tiene vacas y toros blancos, a lo que un compañero, haciéndose el listillo, replicó —” ¿Desde cuándo hay toros blancos? “. Pues sí, contesté, los hay desde hace mucho, pertenecen a una raza francesa llamada Charolesa y si paseas por el campo es fácil verlas.
¿Animales de granja o mascotas?
Cada vez se hace más evidente la importancia que dan los niños al bienestar animal, hasta el punto de hacernos dudar si realmente ven a los animales de granja como lo que son o más bien como mascotas.
Para los niños del Colegio de la Merced, cuidar a los animales es vigilar que no se escapen, darles de comer, de beber, asegurarse de que no tengan frio, lavarlos y, por supuesto, darles cariño. Tampoco hay que olvidar la alimentación de los animales. A la pregunta de Belén — “A cada animal hay que darle el alimento adecuado, ¿no? “— una niña respondió convencida — “Claro, no se les puede dar chuches a las vacas” —. Casi siempre Belén enseña a los niños lo que es un crotal y para qué sirve; a algunos les preocupaba que a los animales les doliera al ponérselo.
Personajes famosos
En su momento comenté que la figura del veterinario la tienen muy clara, e incluso tiran de personaje más o menos famoso de televisión – el Dr. Pol – cuando sale el tarjetón de la veterinaria en el memory. También es muy habitual que salga Lady Bug cuando aparece la mariquita.
Las abejas y los niños
Dada la preocupación actual por la salud de las abejas y su relación con la agricultura, siempre nos gusta tantear a ver qué conocen los peques de este insecto tan fascinante.
La mitad de las veces dicen que “son malas porque pican” o “porque tienen veneno”. Una niña del colegio Soledad Sainz añadió —“yo soy alérgica a las abejas, así que para mí son malas”— ya puedes tú decir misa, le faltó añadir.
Para equilibrar esa mala imagen muchos niños creen que son buenas, pero porque producen miel. Cuando insistimos un poco más acaba saliendo la polinización, pero no parece que lo tengan del todo claro.
Nos estrenamos con chicos de la ESO
Adaptar las actividades del Proyecto Conocer a centros educativos educación secundaria era una posibilidad que no descartábamos, pero que siempre se quedaba en el cajón; hasta que surgió la oportunidad de llevar nuestras actividades a los más mayores del Colegio Ntra. Sra. del Pilar (muy cerquita de Plaza de Castilla, para los madrileños), muy majos ellos y ellas.
Teníamos nuestras dudas de que les pudiera gustar y de que los juegos no les parecieran “cosa de niños”, pero creo que al final los chicos salieron contentos y nosotras con ganas de repetir.
Es verdad que cuesta más hacerles participar y sus respuestas ya no tienen la espontaneidad de los más pequeños, pero también se agradece ir un poco más allá en las explicaciones sabiendo que te van a entender. Y si no lo hacen, ya se buscan ellos la manera de acertar las preguntas que les hacía Sofía en el juego del Campo a la mesa, como dijo uno de ellos —“el truco es decir que son falsas todas las que suenen verdaderas”—.
En el juego de la oca se dieron cuenta de que las tareas y preocupaciones de un granjero tienen bastante poco que ver con las que salen en los juegos de granja para el móvil.
Y cerramos con un Colegio muy particular, el de Agrónomos
En esta ocasión como fin de fiesta, y ya en plenas vacaciones escolares, contamos con la participación del Colegio de Agrónomos de Centro y Canarias para hacer una actividad algo distinta. Acudieron hijos, nietos y sobrinos de colegiados, de gente del sector e incluso los compañeros de la Editorial Agrícola, que no quisieron perderse la ocasión.
Llevamos el juego de la Oca, el Memory y mi nueva apuesta para innovar con los juegos: unas
cajas sorpresa con elementos en su interior que proceden de explotaciones agrícolas o ganaderas. La gracia es meter la mano, tocarlas, e incluso oler el interior para adivinar qué pueden contener. La propuesta en sí no es innovadora, al menos en el mundo de la educación ambiental, pero creo que a los peques de hoy en día, a estos “nativos digitales” que estamos criando, al final acaba llamándoles más la atención objetos reales y tangibles que no han visto en su vida – lana recién esquilada, paja o heno, granos de trigo o maíz, pienso para animales, semillas de algodón, un crotal…- que el enésimo juego educativo digital o la ultima aplicación de realidad virtual. Supongo que me gusta ir contracorriente.