El regadío es casi tan antiguo como la misma agricultura, el hombre lo conoce y lo practica desde hace muchísimo tiempo, ya que el agua permite obtener cosechas mucho mayores.
En esta entrada te contamos las principales maneras de regar que ha desarrollado el ser humano.
¿En qué consiste y por qué es importante?
Según la RAE, el «regadío», utilizado como adjetivo, es «un terreno que se puede regar», y, utilizado como nombre, se refiere a los terrenos que son más fértiles gracias al aporte de agua. El Ministerio de Agricultura, de cara a realizar las estadísticas agrarias, considera a un cultivo de regadío como aquel que «a lo largo de su siembra o desarrollo ha sido regado, al menos una vez».

¿Sabías que las producciones obtenidas del regadío supusieron un 65% de la producción final vegetal, a pesar de que abarcan solo un 22,85 % de la superficie total cultivada? Vistos los datos, se puede decir que el regadío es fundamental para el sector agroalimentario español.

Va por barrios
Hay cultivos que para crecer necesitan un mayor o menor aporte de agua durante su desarrollo. Dependerá del lugar donde se desarrollen cultive para considerarlos de secano o de regadío.

El riego por superficie
En esta modalidad de riego, el agua se deja discurrir por la superficie cultivada y, conforme avanza, moja el terreno. Se puede inundar toda la superficie de la parcela como ocurre en los arrozales o conducir el agua a través de canales como se ha hecho en las huertas tradicionalmente. Este tipo de riego requiere de mucha cantidad de agua, que se pierde en parte por evaporación, y una buena dosis de experiencia para manejarlo bien.
También se denomina riego por gravedad, ya que el agua se irá desplazando por la parcela movida únicamente por la fuerza de la gravedad. Es un tipo de riego que apenas requiere infraestructuras, pero ofrece poco control sobre el uso del agua.

El riego por aspersión
Se trata de diversos sistemas que imitan la lluvia y crean un ambiente húmedo alrededor de las plantas, algo necesario en determinados cultivos. Para funcionar necesita de un sistema de bombeo y una red de tuberías, controlado todo desde una estación de riego dirigida por ordenador. Este tipo de riego gasta menos agua que el anterior, aunque se pierde bastante por el viento y la evaporación.
Estos sistemas de riego suponen una gran inversión económica, tanto para instalar, y mantener las infraestructuras, como para hacerlas funcionar, ya que conducir el agua a presión para imitar el efecto lluvia a lo largo y ancho de grandes parcelas supone un gasto energético considerable.
El riego por goteo
Es un sistema proporciona el agua a la planta gota a gota, en la cantidad necesaria y justo cuando lo necesita. Comparte algunas infraestructuras con el sistema anterior para hacer llegar el agua a las plantas, pero tiene un menor consumo de energía. El agua circula por una red de tuberías de distintos materiales y calibre hasta llegar a los goteros, que vierten el agua directamente en cada una de las plantas. En este caso la ciencia y la técnica consiguen aplicar la presión adecuada para que llegue a todas las plantas la misma cantidad de agua, ya estén cerca o lejos del pozo y la bomba.

Estos sistemas permiten ajustar mucho la cantidad de agua que recibe cada planta de manera que es posible satisfacer las necesidades de la planta a la vez que se ahorra agua. Los cultivos en los que se puede tratar (mas o menos) cada planta de manera individual: olivar, vid , frutales y las hortalizas de invernadero son los que más utilizan este tipo de riego.
Los sistemas de riego localizado han ido imponiéndose a los de superficie, e incluso a la aspersión. De hecho, España es el primer país en superficie de regadío de la Unión Europea y el primer país a nivel mundial en superficie de riego localizado, gracias al 52,69% de la superficie total regada mediante este tipo de sistemas. La otra mitad se la reparten, mas o menos a partes iguales los otros dos tipos de riego.
¿De donde viene el agua que se utiliza para regar?
Según cuentan en la web del Ministerio de Agricultura, en España la principal fuente de agua para el regadío es el agua superficial, que representa el 74 %, seguido del agua subterránea (24 %). El agua dulce utilizable para regar un recurso cada vez más escaso, y el cambio climático no ayuda precisamente a tener el agua siempre disponible y en la cantidad necesaria. Por esta razón se están usando otras fuentes de agua no convencional, como las aguas residuales (0,4 %) o las desalinizadas (1,6 %). Esta ultima tiene una especial importancia en las Islas Canarias y Almería.
Bonus extra: vocabulario del regadío en inglés
En inglés se utiliza irrigation para referirse a la acción de regar e irrigated o irrigable land para referirse a los terrenos de regadío. Los rociadores del riego por aspersión son sprinklers y los goteros son drippers o emitters.
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