El pH es un concepto básico en química, en edafología (la ciencia del suelo) y, cómo no, en agricultura ya que el pH del suelo, entre otras muchas cosas, nos indica qué cultivos que pueden darse bien en un terreno.
Potencial de hidrógeno
Las letras pH corresponden a la abreviación de “pondus hydrogenii“, concepto traducido del latín como “potencial de hidrógeno”. Lo introdujo, allá por 1909, el químico danés S.P.L. Sorensen, que por aquella época era jefe de los laboratorios de la fábrica de cerveza Carlsberg.
Vayamos al grano. Desde el punto de vista de la agricultura, el pH ideal está en torno a 6 – 7, es decir, tirando a neutro. El hecho de que haya más o menos cantidad de iones H+(bueno, para ser exactos son hidrogeniones H30+) haciendo de las suyas por el agua contenida en el suelo, influirá mucho en el estado de los minerales.
Suelos con pH bajo
Por ejemplo, en suelos con un pH bajo (muchos H30+), el aluminio y el manganeso, que son tóxicos a ciertas concentraciones, se vuelven más solubles y las raíces los absorben con más facilidad. Por tanto, un pH demasiado ácido, limita el desarrollo de muchos cultivos. Para solucionarlo a menudo se recurre al uso de enmiendas de cal.
Suelos con pH alto
De la misma manera, un pH alto (pocos H30+) también disminuye bastante la productividad de los cultivos, ya que determinadas sales minerales, esenciales para el desarrollo de las plantas, se hacen menos solubles y por tanto menos disponibles para las plantas. Paradójicamente, para los no iniciados en la química agrícola (osea, la mayoría de nosotros), los suelos con pH alto nos indican la presencia de sales solubles, pero no las “buenas” sino otras que provocan que las sales minerales necesarias para las plantas precipiten y ya no puedan ser absorbidas por las raíces. Se trata de suelos salinos, y para solventar este problema solo cabe recurrir a cultivos y variedades adaptadas a ellos.
Suelos degradados, un problema mundial
¿Sabías que el 33% de los suelos mundiales están de modera a altamente degradados? Entre las causas están la erosión, la compactación, la contaminación química y el agotamiento de nutrientes. La salinización y acidificación , que hemos visto en esta entrada, son también causas de degradación.
- Para escribir esta entrada nos ha sido muy útil el blog de Juan José Ibáñez, “Un Universo invisible bajo nuestros pies. Los suelos y la vida”, concretamente, esta entrada.
- Si tienes un huerto y quieres medir el pH de tu suelo (lo cual es muy aconsejable) solo necesitas un recipiente, agua destilada y unas tiras de papel tornasol. Te explican muy bien cómo hacerlo en esta entrada de Agromática.
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