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envase de leche

LA HISTORIA DE UN CARTÓN DE LECHE

Sobre la leche sabemos muchas cosas: alimento muy completo, rico en calcio y proteínas, etc. Pero, ¿sabéis cómo se produce? En esta entrada os lo enseñamos haciendo una visita imaginaria a una granja de vacas de leche.


Nómbreme usted el animal,
que no es toro ni cebú,
que pa’ ayudar la salud,
y pa’ que a usted le aproveche,
le da la carne y la leche,
en generosa actitud,
tiene cola y cuatro patas,
y cuando muge hace muuu.

“Payada de la vaca” (Les Luthiers)


El animal, la vaca. Hasta aquí todos de acuerdo, ¿no? Sobre la leche en concreto también sabemos muchas cosas: alimento muy completo, rico en calcio y proteínas de alta calidad, etc. Pero ¿sabéis cómo se produce? En esta entrada queremos mostrarlo haciendo una visita imaginaria a una vaquería.

Vacas lecheras en un prado
No nos engañemos, lo de las vacas en el prado no siempre es posible.
Fuente: Keith Weller, USDA Agricultural Research Service, Bugwood.org

Venga, vamos de visita virtual por una granja de leche.

Empezaremos en la zona de los terneros. Ellos representan el comienzo del ciclo. Con su nacimiento la vaca empieza a producir.

¿Sabíais que el embarazo de una vaca dura unos 280 días? Es decir nueve meses, como las personas.

terneros de raza holstein alojados en casetas
Por si sirve de consuelo, las vacas lecheras de alta genética han perdido bastante instinto maternal. Ignoro cómo lleva el ternero la separación.

Los recién nacidos se separan cuanto antes de la madre y se alojan en casetas individuales donde toman leche artificial y reciben cuidados. Las hembras se suelen criar para quedarse en la granja y los machos se venden al cebadero.

Ahora pasamos a los corrales donde están las terneras que forman “la cantera”. Hasta los dos años no podrán debutar en el equipo titular de vacas lecheras porque tienen que prepararse bien antes de parir su primer ternero. A partir de ahí tendrá una cría al año, hasta los 8 años, cuando termina su vida útil y se jubilan “para siempre”.

La vida de una vaca adulta

En otro corral encontramos a las vacas lecheras “de vacaciones”. Sí, las vacas tienen unos dos meses de vacaciones para que descanse la glándula mamaria. Podríamos decir que es una baja maternal, pero al revés.

varias vacas jóvenes frente a un comedero
A estas mozas todavía les queda tiempo antes de ser madres y empezar a dar leche.

¿ Sabías que una vaca lechera da, de media, unos 35 litros de leche al día?

Pasamos al corral de las vacas “en activo”, que esperan, pacientes, en la puerta de acceso a la sala de ordeño. Tienen las rutinas aprendidas y saben lo que hay hacer. Las personas que trabajan con ellas las acompañan y minimizan los ruidos o cualquier cosa que las estrese, porque puede afectar a la bajada de la leche. Se ordeñan dos veces al día, pero se puede hacer tres e incluso cuatro veces. Ellas también pueden tener una lactancia a demanda.


En la sala de ordeño el operador limpia los pezones a la vaca para limitar el riesgo de infecciones y le coloca las pezoneras, que van conectadas con el sistema de extracción con el tanque de leche. Una vez terminado el ordeño se quita la pezonera y se aplica una solución desinfectante a los pezones para protegerlos de la entrada de bacterias que pueden provocar una mastitis (inflamación de las glándulas mamarias).

vaca durante el ordeño para obtener leche
La operaria limpia los pezones antes de comenzar a ordeñar la vaca. De esta manera muchos menos agentes infecciosos podrán entrar a las mamas.

¿Sabías que una vaca lechera está dando leche durante unos 305 días al año? Los dos meses restantes los disfrutan de “vacaciones”.

Robot de ordeño con una vaca en su interior
Esto es lo último en ordeño automático, el robot de ordeño. Una vez se acostumbran, las vacas van encantadas. Fuente: De Laval.

Cuando el proceso ha concluido se van a comer y a descansar. Hay que reponer fuerzas. Necesitan una correcta nutrición para dar un producto tan top. Suelen zampar una mezcla de hierba (seca o húmeda), y piensos concentrados a base de maíz, otros cereales y soja.

Zona de descanso en una granja de vacas lecheras
Panorámica de la “sala de estar” de la vaquería, es decir los cubículos. Las vacas se tumban sobre arena, paja, serrín, estiércol seco o incluso colchonetas.

Las cuentas claras

Una forma rápida de saber si una explotación es rentable o no es confrontando los kilos de pienso que comen los animales con los litros de leche que producen.

Obtener un litro de leche le cuesta al ganadero alrededor de 0,30 €/litro. Aquí se incluye la alimentación diaria de los animales, que constituye cerca de tres cuartas partes de los costes de la granja. El resto lo repartimos de la siguiente manera:

– La mano de obra, que incluye al ganadero titular (si es una empresa familiar, puede que algunos miembros trabajen sin cobrar) y los peones a sueldo, cuando los hay.

– Instalaciones para el alojamiento del ganado y equipos (salas de ordeño, tractores, carro unifeed, etc.). No hay que olvidar lo que cuesta mantener a las terneras que todavía no producen, los costes en inseminación artificial, y los gastos veterinarios.

El gasto no acaba aquí, hay que transportar la leche hasta las centrales, tratarla, envasarla y distribuirla a los puntos de venta. Cada eslabón de la cadena se lleva su parte. ¿De verdad creéis que es cara?

En muchas ocasiones cuesta menos que el agua embotellada. Los supermercados la han utilizado como reclamo de ventas al ser un alimento básico de la cesta de la compra. En muchas ocasiones vendiéndola por debajo de costes.

Las cifras hablan por sí solas: quedan poco más de 13.697 explotaciones de las más de 150.000 que había en 1986. Si no se hace nada, perderemos un sector esencial, de difícil recuperación.

Si os quedasteis con ganas de saber más…

En Youtube se pueden encontrar muchos vídeos de ganaderos contando su trabajo, desde los más pequeños a los propietarios de granjas más grandes y tecnificadas, que son las que a día de hoy aguantan algo mejor esta situación. Aquí os dejamos el ejemplo de cómo trabajan dos ganaderos asociados a la Cooperativa del Valle de los Pedroches (COVAP) en Córdoba, una zona a priori poco amigable para una raza de vacas a la que no les gusta pasar calor.

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