Eduardo Arroyo Arroyo es un agricultor que produce diversos cultivos —hortícolas, cereales, oleaginosas, viñas— pero está especializado en cultivar patatas. De hecho, preside la Asociación de Productores de Patatas de Castilla y León (APPCYL) desde 2019.
¿Por qué decidiste dedicarte a la agricultura?
Cuando era pequeño en mi casa vivíamos de la agricultura y también teníamos algo de ganado vacuno. Ahí empezó mi pasión por el campo, que fue afianzándose cada vez más. Aunque empecé a estudiar para ingeniero agrícola, no lo terminé, pues mi pasión por el campo era mayor y en mi casa ya tenía dos hermanos estudiando agrónomos y la agricultura de mi padre no daba para más.
¿Qué tareas agrícolas realizas en el cultivo de la patata según la poca del año?
El cultivo de patata empieza cuando llega el invierno, que es el momento en el que tienes que envolver el rastrojo del año anterior y a ser posible embasurar (añadir abono orgánico) con 20 o 30 toneladas por hectárea, para que en plena necesidad de cultivo esté cubierto de nutrientes. Para primeros de año se hace una labor de fondo y luego se espera que el hielo haga su trabajo de moler y asentar la tierra. A mediados de marzo empezamos las siembras, que pueden espaciarse hasta el mes de mayo ya que es muy importante escalonar para que cuando llegan los primeros arranques no se den todas las patata a la vez. Una vez sembradas tardan como un mes en nacer y a partir de ahí empezamos los riegos y los tratamientos fungicidas necesarios para que el cultivo salga adelante lo más sano posible. Y entonces, desde julio empiezan los primeros arranques que se alargan hasta primeros de noviembre dependiendo de ciclos de variedades y épocas de siembra.

¿Qué variedades de patatas cultivas y por qué?
Cultivo muchas variedades de patatas a diferencia de lo que hacíamos años atrás y lo que hacían nuestros antecesores. ¿Por qué? Porque al tener ciclos distintos nos permite ponerlas en el mercado en diferentes épocas, cubriendo también necesidades culinarias distintas. Asimismo coordinamos a la vez las exigencias de los embolsadores con los que contratamos dichas variedades, puesto que si ellos no están de acuerdo en sembrar una variedad automáticamente no se siembra. Así pues empezamos a sembrar un ciclo corto como es la variedad «Colomba», continuamos con variedades como «Corina», «Memphis», «Lucinda» o «Soprano», cultivamos también patatas de carne blanca como «Lady Amarilla» e incluso rojas de carne blanca como la «Rudolf» y solemos terminar con una gran variedad como la «Agria», que por el tiempo que lleva ya con nosotros y lo versátil que es (vale para frito, industria, y lavado), se adapta muy bien. Además es más tardía, es rústica para el invierno y al tener mucha materia seca conserva mejor que las anteriores.
¿Cómo controlas plagas y enfermedades?
El control de plagas y enfermedades es un problema cada vez mayor, pues cada año nos van quitando la posibilidad de usar productos tanto para las malas hierbas como insecticidas de suelo. La existencia en el mercado de productos alternativos es prácticamente inexistente, por lo que creo que es importante reconocer el mérito del productor de patatas, que es capaz para sacar el cultivo adelante sin muchos de estos productos insecticidas, fungicidas y herbicidas. Deberíamos reconocérselo y acordarnos de él cuando compramos una bolsa de patatas en el supermercado.
¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos te gusta de tu trabajo?
El cultivo de la patata es muy agradecido, porque lo ves evolucionar día a día. Se desarrolla en un corto espacio de tiempo, entre 90 y 120 días y, aunque está expuesto a cambios de temperatura y climatológicos de diversa índole que lo afectan, siempre encaja bien dentro de una rotación de cultivos. Digamos que si lo tenemos controlado es un cultivo bastante estable.

¿A dónde van tus patatas una vez cosechadas? ¿Se venden a nivel local o a gran escala?
Yo creo que la filosofía de la comercialización de las patatas tiene que partir del mercado. Primero debemos venderlas (esto es, contratarlas) y luego sembrarlas y producirlas, y no lo contrario. Si o es así entraríamos en una espiral de especulación que es lo que este año nos ha llevado a que algunos agricultores todavía no hayan sacado su producto de la tierra.
En mi caso suelo contratar en el mes de diciembre las variedades y cantidades que necesita el embolsador (en mi caso es un operador de Hijolusa). De esta forma el destino de mis patatas son los supermercados y grandes superficies en formato bolsa o cajas y una parte más pequeña la vendemos a industria, ya sea de frito, congelados, precocinados, tortillas e incluso cuarta gama.
¿Crees que los consumidores valoran el trabajo que hay detrás de una patata?
Si se leyera todo lo que he contado hasta ahora, por supuesto que se valoraría, pero no creo que sea el caso a pesar de todo. Poco a poco, desde la Asociación de Productores y la Interprofesional de la Patata, se está intentando es acercar cada vez más este cultivo al consumidor, informando y formando de las bondades del producto y las dificultades para hacerlo llegar a los hogares en perfectas condiciones de sanidad sin olvidar el atractivo a la vista del consumidor y manteniendo todas las cualidades culinarias intactas.
¿Qué te gustaría que la gente supiera sobre el cultivo de las patatas que normalmente no se cuenta?
Cuando un consumidor se acerca a un supermercado o un lineal para comprar patatas debería primeramente saber qué quiere y para qué lo quiere. Me explico, si lo que busca es una patata para freír, una patata para cocer o una patata para ensalada sería fundamental que supiera distinguir qué variedad se comporta mejor en cada caso. Por ejemplo, una variedad de carne amarilla suele ser normalmente buena para cocer y una variedad de carne blanca es más apropiada para freír, pues tiene más materia seca. Sería bueno informarse y así cuando se preparen en casa no se fracasaría. Seguiremos trabajando desde la Interprofesional para que el consumidor esté lo más informado posible de todas las posibilidades que nos brinda este cultivo, que son muchísimas.
¿Qué cambios has visto en el cultivo de patatas en los últimos años? ¿Qué le dirías a un joven que quiera comenzar en la profesión?
Llevo cultivando patatas más de cuarenta años y de aquellas primeros años a hoy el cambio ha sido enorme. Primero en variedades, recuerdo las “Jaerla”, “Red Pontiac”, “Baraka”, “Kenebek”… y todavía algunas de ellas se siembran. Si vemos la evolución de la maquinaria, ahora tenemos las sembradoras pero antes se trabajaba con sacos desde la propia tierra, incluso pesábamos los sacos en la tierra todo a mano. En comercialización era de cercanía y local pero hoy nos manejamos a escala nacional. En volumen también hemos cambiado mucho… a día de hoy los cultivares de patatas medios están entre 500 y 1000 toneladas de producto terminado, ya que como los márgenes son muy pequeños, tienes que trabajar con grandes volúmenes. Destacaría lo mecanizado que está hoy en día todo el proceso del cultivo, lo que nos permite conseguir niveles de exigencia sanitaria que en muchos casos casi rozan la perfección. Creo que debemos de estar muy orgullosos de este sector y que a cualquier joven que quiera incorporarse a él hay que decirle que tiene un futuro prometedor. Con dedicación y esfuerzo el cultivo de la patata esta encaja muy bien en las explotaciones familiares y también en los modelos de la PAC que nos exige Bruselas con sus rotaciones.
