Fuente: Tuan Hoang en Pixabay. |
El arroz es la fuente de alimento principal para más de la mitad de la población mundial. El arroz (Oryza sativa y O. glaberrima) es el alimento básico predominante en diecisiete países de Asia y el Pacífico, nueve de América del Sur y ocho del África subsahariana. De hecho, los países en desarrollo aportan el 95 % de la producción mundial de arroz. China e India son responsables de más del 50 %. Le siguen en importancia como productores de arroz Indonesia, Bangladesh, Vietnam, Tailandia, Myanmar, Filipinas, Brasil y Japón. El arroz también es el cultivo más producido en el mundo (basándonos en la superficie agrícola cultivada) y el más consumido a nivel global (considerando su contribución a la ingesta total de calorías).
Un alimento humilde básico para medio mundo
¿Sabías que la mitad de la población mundial consume al año de media unos 55 kg de arroz por cabeza? Para que os hagáis una idea, según datos del IRRI (International Rice Research Institute) en Madagascar cada persona consume al año 105 kg de arroz blanco (no integral), en Corea del Sur 81.3 kg, 35.2 en Colombia y solo 11.5 en España. En nuestro país, los estudios de consumo publicados por el Ministerio de Agricultura dan bastante menos cantidad, 3,86 kilogramos por persona y año.
Un imprescindible de la cocina
El arroz está presente en todas las cocinas del mundo, ya que es nutritivo, combina a la perfección con otros alimentos y resulta fácil de preparar. Este último aspecto no es ninguna tontería cuando las personas disponen de pocos recursos a la hora de alimentarse. Se necesita una fuente de calor (es decir, energía), tiempo y los ingredientes justos.
Es curioso comprobar cómo mientras los países asiáticos pobres mantienen un consumo elevado de arroz (supone más del 50% de las calorías diarias) y en África y en Centro y Sudamérica está aumentando su consumo, los habitantes de países asiáticos con cierto desarrollo económico (China, Tailandia, Malasia) comienzan a diversificar la dieta. Esto supone un menor consumo de arroz.
Cambio de tendencia
Este patrón no es tan claro en los países cuyos ciudadanos siguen sobre todo dietas ovolactovegetariano, donde siguen tomando bastante arroz, aunque incluso en la India está bajando poco a poco. Vistos estos datos, es curioso verificar cómo el modo de vida, la dieta y la evolución de ambos factores puede tener más impacto de lo que parece en lo que se cultiva, se consume y se vende a nivel mundial.
¿Sabías que en el sur de China para saludarse emplean una expresión que significa “Has tomado arroz hoy? El arroz cocido (fàn) también ha extendido su significado a la comida en general. Si te invitan a comer, te invitan literalmente a comer arroz, y los restaurantes son fàn diàn (tienda de arroz).
Exportar o no, esa es la cuestión
El maíz y el trigo se producen y viajan por todo el mundo, ya que su comercio internacional es muy importante. Sin embargo, el 90% del arroz se produce en Asia, allí donde es consumido, por lo que apenas entra en los mercados internacionales.
Control gubernamental
Al tratarse de un cultivo vital para muchos países asiáticos, tanto desde el punto de vista alimentario como de fuente de empleo, el arroz está expuesto a una considerable intervención gubernamental. Los gobiernos tienen que mantener un equilibrio para garantizar un precio bajo asequible a los consumidores pobres, pero no demasiado, de manera que su cultivo siga siendo atractivo para los productores.
¿Sabías que el 80% de los cultivadores de arroz del mundo son agricultores de subsistencia, que cultivan arroz como su principal red de seguridad económica?
Modelos opuestos
Pero, si ampliamos la mirada, podemos ver cómo la producción de arroz en el mundo sigue dos modelos contrapuestos: el de los países o bloques regionales con una protección alta (la Unión Europea, Estados Unidos y Japón) y el resto, que producen a precios muy bajos. Ya hemos visto que en este grupo están los países asiáticos “pobres” que renuncian a exportar este alimento de primera necesidad, pero también existe un pequeño grupo de países (Tailandia, Vietnam, India, Paquistán, Tailandia, bueno y EEUU) para los que la exportación de arroz constituye un ingreso. Asimismo, dado que hay pocos países exportadores, el mercado internacional del arroz es muy vulnerable a la interrupción del suministro por parte de estos países exportadores.
¿Sabías que el arroz es el alimento básico que más está aumentando su consumo en África y uno de los de más rápido crecimiento también en Latinoamérica, sobre todo en la población urbana? Ambas regiones son a día de hoy importadoras, y esta demanda es la impulsa el comercio internacional del arroz.
El arroz en Europa
En el viejo continente, el arroz no es un cultivo importante. La UE no es relevante a nivel mundial como productor, de hecho, importa el doble de lo que exporta. Sin embargo, en la región mediterránea el cultivo del arroz tiene tal importancia sociocultural y ambiental que justifica su protección.
Los principales países son productores son Italia (50% de la producción total) y España (28%). Le siguen a cierta distancia Grecia, Portugal, Francia, Rumanía, Bulgaria y Hungría. En los arrozales europeos se cultiva sobre todo la subespecie japónica (el grano corto y redondeado típico de la paella, el risotto o el arroz con leche) y algo de la subespecie índica (especialmente en España).
Elevados costes de producción
Producir arroz en Europa tiene unos costes de producción mucho más altos que en países asiáticos. Requiere agua, fertilizantes, productos fitosanitarios, semillas, maquinaria, combustible y sobre todo mano de obra. Por todo ello, somos menos competitivos que los países asiáticos.
Como consecuencia, hay cada vez menos arroceros, y los que quedan van aumentando la dimensión y la mecanización de sus explotaciones. Dado el panorama, la UE recurre a dos vías complementarias para proteger esta producción.
Política Agraria Común
Por una parte, tenemos las ayudas contempladas en la Política Agraria Común (PAC). Se trata de ayudas directas que buscan garantizar la viabilidad económica de este cultivo, obtener una producción competitiva y mantener las superficies cultivadas. Con especial atención a las zonas de producción tradicionales, ya que estos lugares cuentan con escasas alternativas y el cultivo del arroz juega un importante papel medioambiental.
Certificaciones de calidad
La otra herramienta son las certificaciones de calidad, Denominación de Origen (DOP) e Indicación Geográfica (IGP) protegidas, que permiten al consumidor distinguir productos con una calidad y unas características únicas, y al productor vender mejor su producto e incluso beneficiarse de un trato especial cuando la UE negocia acuerdos comerciales con terceros países.
Pero, como no iba a ser todo de color de rosa, por otra parte, la UE suscribió en 2009 el acuerdo “Todo Menos Armas” (EBA, en sus siglas en inglés) con un grupo de Países Menos Avanzados (PMA). Acordaron que entrarían una serie de productos libres de aranceles y sin límites de cantidad, excepto armas y municiones. El arroz era uno de los beneficiados y dado el ritmo que llevaban las importaciones, las autoridades han tenido que cortar el grifo y recuperar los aranceles y las cláusulas de salvaguarda.
¿Sabías que en España se empezó a cultivar arroz de la variedad Índica cuando entramos en la Comunidad Económica Europea?
El arroz en España
Hablar de arroz en España es hablar de Valencia, del Delta del Ebro o incluso de Calasparra. Claro está, son zonas en las que se lleva produciendo arroz desde hace muchísimo tiempo, pero de nuevo hay que ampliar miras.
Se puede decir que en España existen dos modelos diferentes a la hora de producir arroz:
- Por un lado, tenemos las áreas tradicionales, ubicadas en la Comunidad Valenciana (15.700 ha), Cataluña (20.500 ha), Aragón (6000 ha) y Murcia/Albacete (327 ha) donde predomina la variedad japónica. En ellas la estructura de producción es escasa dados los costes del cultivo (fincas más pequeñas, menos maquinaria e instalaciones para gestionar la postcosecha, etc.).
- Por otro lado, hay dos “nuevas” áreas productoras, Andalucía (40.000 ha) y Extremadura (18.800 ha), donde se cultiva sobre todo la variedad índica, pero con una estructura productiva bastante mayor.
En cifras
Dos datos del Ministerio de Agricultura para que os hagáis una idea: el 81% de la superficie total de arroz se concentra en explotaciones de menos de 100 ha y las 4 explotaciones que superan las 500 ha se encuentran en Andalucía. En cuanto a variedades cultivadas, ambas variedades están casi a la par: 55% de Japónica frente a un 45% Índica. En todos los casos es un cultivo de regadío, y de las 105.422 ha. que ocupa actualmente (Esryce 2019), 66.424 ha se cultivan en sistemas de producción integrada, lo que supone un nada desdeñable 60% de la superficie total. Sin embargo, la producción de arroz lleva tiempo bajando debido a que cada vez se siembra menos y que el rendimiento es cada vez menor.