Mira este video y escucha el sonido. Un paisaje sonoro tremendamente evocador y me temo que cada vez más extraño para mucha gente. Producido por un humilde objeto que, aunque no lo creáis, desde 2015 está considerado por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Y es que, aunque hablamos más de ganadería moderna, – las pulseras de actividad para vacas por ejemplo – de vez en cuando nos gusta recordar usos y costumbres que aún forman parte de nuestro patrimonio cultural.
¿Qué es un cencerro?
Según la RAE, una “campana pequeña y cilíndrica, tosca por lo común, hecha con chapa de hierro o de cobre, que se usa para el ganado y suele atarse al pescuezo de las reses”.
Los hay de diferentes tamaños, formas y sonidos, según el animal que los vaya a llevar. Eso sin contar con que cada región tiene sus variantes con sus respectivos nombres.
¿Sabías que los cencerros también se afinan?
Un cencerro es mucho más que una chapa de hierro moldeada con un martillo para darle forma de campana. Necesita pasar por el horno, junto con unas pequeñas láminas de cobre o estaño, que al fundirse recubren la pieza y le dan su sonoridad característica.
Obviamente, para que suene el cencerro hay que colocarle el badajo. Elaborado con maderas duras, como la encina o la retama blanca, aunque también los hay de hueso, cuerno o incluso de plástico los más modernos.
La última tarea es el afinado, en el que se da a cada cencerro su sonido característico con unos certeros martillazos. El conjunto de cencerros que lleva un rebaño entero se llama alambre, y si el afinador hace bien su trabajo el resultado sonoro se parece más a un carrillón que a una cacerolada.
Clases de cencerros
Los hay de muchas clases, en función de su tamaño, forma y grosor de la chapa. Estos tres factores influyen en el sonido final. A mayor tamaño y chapa más gruesa el sonido es más grave y se oye con más facilidad a larga distancias.
Los hay pequeñitos, las esquilas, para tener controlados a los perros de caza.
Los de ovejas y cabras son pequeños o medianos, dependiendo de si el animal que lo ejerce de guía o es una más del rebaño. Pueden ser cencerros o cencerras, changarros, esquilas, o trucos.
Los cencerros del ganado mayor, vacas y caballos, suelen ser más grandes, sobre todo si el portador es el encargado de guiar a sus congéneres. Los cabestros de las plazas de toros o las yeguas o mulas que van delante de una recua suelen llevar arrancaderas o zumbas. Los cañones, piquetes y cencerros son progresivamente más pequeños.
¿Para qué se utiliza?
El sonido del cencerro permite al ganadero localizar a sus animales, lo cual resulta especialmente útil cuando estos pastan en fincas grandes o en terrenos escarpados.
También le sirve para identificar a sus animales, gracias al sonido distintivo de cada cencerro. Algo muy importante durante la transhumancia, en el que se mezclan rebaños de diferentes dueños. Cada uno sabe por dónde anda su oveja o su vaca guía por el sonido del cencerro.
Los cencerros también permiten a los animales localizarse entre ellos. Cuentan cómo antiguamente, cuando se aproximaba la celebración de una feria ganadera, en los cortijos se acostumbraba a los animales que iban a ser vendidos al sonido de una zumba que portaba una yegua mansa y experimentada, la “madrina”. De esta manera, a pesar del jaleo, los animales no se perdían, les bastaba con oír el gran cencerro de la madrina para permanecer junto a los suyos.
Dichos y refranes en torno al cencerro
Todos conocemos y seguro que hemos usado la expresión, “estar como un cencerro”, para referirnos a alguien que le falta un tornillo, está chiflado o majareta.
¿Y si os decimos que fulanito estuvo desviando fondos “a cencerros tapados”? Esta expresión, que da a entender que algo se hace callada y cautelosamente, tiene su origen en la costumbre de rellenar los cencerros con hierbas o barro, para que no sonaran cuando el ganado entraba a comer en sementeras o pastos ajenos, donde no serían bien recibidos.
A los aficionados al cine de Pedro Almodóvar seguro que les suena eso de “estar como vaca sin cencerro” , que es lo que le pasaba a Chus Lampreave y Marisa Paredes en “La flor de mi secreto”, estaban desorientadas, inseguras, sin saber qué hacer o a donde ir.
Sin salir del mundo rural, antiguamente en muchos pueblos existía la costumbre de “dar la cencerrada” en la que se incordiaba en su noche de bodas a las parejas con gran diferencia de edad o a viudos y viudas que volvían a casarse.
Tampoco faltan los refranes: “a buey viejo, cencerro nuevo”, “El buey sin cencerro, piérdese presto” o “Amor, tos y dinero llevan cencerro”, o “Échate al cuello un cencerro y te seguirá todo el pueblo”. Os animo a explicar su significado en los comentarios.
También, cómo no, hay adivinanzas, que pensamos hacerles a los niños en cuanto llevemos el Proyecto Conocer a los coles, a ver qué ocurre.
Adivina, adivinanza,
va al monte y no come;
va al río y no bebe
y con el cántico, se mantiene.
Tamaño como un pepino,
da voces por el camino
¿Qué es?
¿A que no os imaginabais que un simple cencerro diera para tanto?.
Actualización
Durante la pandemia de coronavirus, nos hemos enterado gracias a gente estupenda de Twitter que hay pastores que están quitándole los cencerros a sus animales como forma de duelo por todos los que están muriendo estos días. Al parecer, cuando moría un pastor se le quitaban los cencerros a los animales ya que de alguna manera era el rebaño quien guardaba el luto a la muerte del pastor. Nos ha parecido una iniciativa curiosa, muy humana y que teníamos que compartir.